"¡Anda, que te vea Rita la Cantaora!, ¡Anda, que trabaje Rita!". Te suenan, ¿verdad?. Desde hace generaciones las frases que contengan el nombre de Rita se ha convertido en las expresiones más escuchadas del refranero popular. Un comodín al que recurrir todos cuando no nos apetece ir o hacer alguno de los quehaceres de a diario. Y es que esta mujer lo hacía todo.
Efectivamente, Rita Giménez García fue cantaora, así lo recoge la Real Academia de la Historia. Gitana de nacimiento, quien sabe sí de Jerez de la Frontera, o de Sanlucar de Barrameda, fue uno de los principales rostros del mundo del flamenco en nuestro país de finales del siglo XIX e inicios del siglo XX.
Aclamada por el público
La artista más nombrada de toda España llenaba tablaos por doquier y su nombre aparecía en los carteles más destacados, conocida como la Rita de Jerez. El público la aplaudía, una admiración que quedó plasmada en la entrevista que le hizo el semanario El enano.
Y es que Rita, lo hacía todo, cantaba, bailaba y enamoraba a todos los que la veían. Su predisposición para actuar la llevó de interpretar malagueñas y soleares a convertirse en una de las reinas de los bailes tradicionales con más solera.
La triste muerte de Rita
Su última actuación tuvo lugar en 1934. Desde entonces, todavía sigue viva porque nadie ha dejado de nombrarla. Sin embargo, sus últimos días, nada tuvieron que ver con los de una gran artista.
Rita murió pobre, sin apenas dinero y en plena Guerra Civil. Su óbito se reportó en Zorita del Maestrazgo, un municipio de la provincia de Castellón --con poco más de 100 habitantes-- y a más de mil quilómetros de su tierra natal.