Nieves Herrero (64 años), periodista, abogada y escritora, presenta su nuevo libro: El joyero de la reina. Una novela donde narra cómo fue la vida de la reina Eugenia Victoria, esposa de Alfonso XIII.
Más conocida como Ena, la abuela de Juan Carlos I fue una mujer de armas tomar, educada en el seno la corte inglesa, y a quien España recibió con una bomba en el día de su boda. Con el vestido manchado de sangre y su guardaespaldas muerto, la autora describe cómo fue el banquete nupcial que sirvieron, y las numerosas infidelidades que tuvo que soportar por parte de su marido, entre otros asuntos.
Con más de cuatro décadas de reconocimiento profesional a sus espaldas, el nuevo libro de Nieves Herrero llega en plena pandemia, una realidad que ha causado mella en en ella y que según asevera "deja secuelas". De hecho, todavía hoy no puede contener las lágrimas al recordar la emoción que sintió al abrazar a su hermano hace solo dos semanas en Barcelona; hacía dos años y medio que no se veían.
Es por ello que sueña con poder dar algún día la noticia del fin de esta emergencia sanitaria, tal y como en su momento pudo hacer lo mismo con la banda terrorista ETA. Con todo, Herrero declara que se siente llena de energía y vitalidad. Ojo con su advertencia...
"Lo de don Juan Carlos es otro libro que se deberá escribir"
--Pregunta: ¿Por qué ser la cronista de la reina Victoria Eugenia?
--Respuesta: Por hacer justicia. He intentado acercarme a la vida de un artesano y a la del palacio: eso me ha servido para contar la historia de España. A Victoria Eugenia la llamaron la reina fría, y era muy injusto, porque de cara al público se lo tragaba todo por servir a la Corona, pero de puertas para adentro era una mujer muy sensible. Ella creó el cuerpo de damas de la Cruz Roja, el inicio de lo que hoy vendrían a ser nuestras enfermeras. Además, las primeras casas cuna también las creó ella y parece que hoy hayamos olvidado que todo esto forma parte de su legado.
--¿Considera que en los últimos años se ha tendido a dar voz a las historias femeninas?
--Sí, y en todos los campos. Hemos empezado a contar la historia en femenino, porque hasta ahora siempre nos la habían contado en masculino. Injustamente se han callado las voces femeninas y ahora se están rescatando voces de mujeres científicas, pintoras, literatas, que han quedado ninguneadas por el paso de los años. Estamos haciendo justicia, porque muchas de ellas habían tenido trascendencia en la sociedad de entonces, pero se les echó tierra encima al fallecer.
--¿Qué hace diferente a la mujer de Alfonso XIII del resto de reinas de su época? ¿Qué historia esconde?
--Llegó aquí siendo una gran desconocida, aunque luego adoptó muchas costumbres como la gastronomía. Hasta que no aprendió nuestro idioma no creo que entendiera suficientemente a los españoles. No obstante, también es cierto que tampoco fue recibida con los brazos abiertos. De hecho, se la recibió con una bomba el día de su boda, cuando paseaba por las calles de Madrid. El anarquista Mateo Morral le lanzó un ramo de flores que llevaba incorporado un artefacto. Al detonar, murieron 28 personas, entre ellas su guardia, y el vestido de Ena quedó completamente manchado de sangre. A pesar de eso, celebraron el banquete porque habían venido representantes de las monarquías de todo el mundo. Creo que aprendió a cómo tragarse las lágrimas y estar a lo primero.
--¿Cuántos meses de documentación hay detrás del libro?
--Empecé a escribirlo hace ocho años, pero siempre las editoriales me pedían otro tipo de novelas. Sin embargo, yo iba guardando la información, había hablado con varios artesanos, con los Ansorena… De hecho, yo cuento el encuentro de Ramiro García Ansorena, el joyero de la reina y autor de las joyas que hoy lleva Letizia. Digamos que estaba guardando un sueño y que la pandemia ha hecho quitar ese letargo que tenía ahí.
--Un libro en pandemia, pero justo cuando la monarquía está en el blanco de todas las miradas…
--Las cosas llegan cuando tienen que ser. Ahora, quizá, hay más interés por todo lo relacionado con la Casa Real. Para bien o para mal, están ahí, en el foco. Quizá hace ocho años, no era el momento.
--En este libro se confirma que los Borbones han tenido cierta tendencia a la deslealtad. ¿Cree que esos líos de faldas han pasado factura a la monarquía?
--Los reyes también tienen que saber que su comportamiento a nivel personal influye, influye mucho. Como decía Victoria Eugenia, "a los reyes en Inglaterra se les quiere por el hecho de nacer en la familia real británica". Sin embargo, en España se quiere a los soberanos por sus actos: tienen que ganarse la calle. Si no es así, se les echa, se les lleva al exilio. La historia española está llena de reyes en el exilio. Es verdad que los tiempos han cambiado muchísimo, pero la reina Victoria Eugenia trabajó muchísimo por devolver la monarquía a España.
--¿Qué opinión le merecen los escándalos relacionados con don Juan Carlos?
--Yo narró las infidelidades de Alfonso XIII, ahí están todas, aunque él y Eugenia se casaron enamorados. Si bien ella le perdonó todo, digamos que se le borraron los 38 años de exilio. Lo de Juan Carlos, eso es otro libro que se habrá de escribir (risas). Es quizás la otra crónica, que también influye en las familias reales.
--¿Por qué cree que no se trata con más naturalidad lo que realmente ocurre entre Don Juan Carlos y doña Sofía? ¿Qué le parecen las felicitaciones navideñas de la Casa Real?
--Esto es muy de como ha sido el trato en la monarquía hasta ahora. Aunque era un secreto a voces, siguen los dos y ha habido una reconciliación entre ellos, pero evidente hay una separación. Si bien es cierto ha habido un acercamiento, yo creo que por eso Casa Real ha mandado dos christmas -- Felipe, Letizia, la princesa Leonor y la infanta Sofía, y el de don Juan Carlos y doña Sofía-- estas Navidades y no, tres. No me parece ni bien ni mal. Son las formalidades, la época, pertenecen a otro momento. Creo que los dos han hecho un esfuerzo muy importante por pasar página y por dar normalidad a la situación actual, sobre todo, por parte de Sofía. De hecho, yo creo que la gente sabe de los esfuerzos de doña Sofía y se lo reconocen.
--¿Ve a España preparada para tener una reina como jefa de Estado?
--Sí. Las mujeres han demostrado sobradamente para demostrar que tenemos capacidad para ser jefe de Estado, de Gobierno, ministras, presidentas del Senado, presidentas autonómicas, alcaldesas… Hay que normalizar, hay mujeres que tienen capacidad para dirigir un partido político y una nación. Antes no dirigíamos empresas y ahora lo hacemos. Con todo, es algo que cuesta, mira qué ha pasado con Inditex: incomprensiblemente han bajado las acciones. Al final los cambios son lentos, pero por suerte cada vez va todo a mayor velocidad. Desde luego, Leonor se está formando para reinar algún día. Está en perspectiva y creo que va a hacer un gran papel.
--Cuatro décadas de trayectoria a sus espaldas. ¿Cómo cree que ha sido la evolución de los medios de comunicación? ¿En qué punto considera que se encuentra el periodismo en este momento?
--Empecé con 17 años. El periodismo ha cambiado muchísimo. En las redacciones éramos poquísimas mujeres y hoy, sin embargo, solo hay que mirar las facultades de Periodismo. He dado clase en la facultad durante 15 años y cada vez había más mujeres que hombres. Otro cambio significativo ha sido la digitalización: ha llegado para quedarse. El periódico tradicional se tiene que adaptar a los nuevos tiempos, aunque me meto en todos los digitales, yo soy una romántica del papel. Me encantan los diarios y, en especial, los libros. Es un interés por la vida, les doy muchísima importancia. Me gusta subrayarlos, olerlos, tocarlos. Compro muchísimo libro usado, busco mucha bibliografía antigua. Busco en auténticas en joyas.
--Un libro en plena pandemia. ¿Cómo afecta a una periodista?
--Me ha dejado muchas secuelas psicológicas, tengo muchos miedos. Me he hecho una miedosa crónica. Espero a que todo esto pase y pueda volver a ser la que era, me cuesta mucho, pero no he dejado de relacionarme. Sigo presentando mi libro, me gusta mucho reencontrarme con la gente, pero en estos últimos días he vuelto a ver el miedo en los ojos de las personas. La pandemia ha interrumpido muchas relaciones familiares, me encantaría reunirme con toda la familia, pero no podemos. Intento reunirme con mis hermanos en la calle, en las terrazas, donde sea. Ahora hacía dos años y medio que no veía a Fernando, mi hermano mayor. Lo vi en Barcelona, le abrazé y no podía contener las lágrimas. La pandemia nos ha cortado la vida. Sueño con poder dar algún día el fin de la pandemia, igual que soñaba con dar el fin de la banda terrorista ETA y lo di.