La noticia ha pillado por sorpresa a muchos: Kiko Rivera habría engañado a Irene Rosales y organizó una boda que no fue validada por la Administración hasta tres años después.

Pablo y Gustavo González aseguran que el DJ no quería casarse y que ocultó la información a su pareja. No fue hasta 2018, cuando nació su hija Carlota, que ella se dio cuenta de lo que pasaba.

Reacción de Irene

Ante semejante información, Rosales no ha dudado ni un momento en salir a la palestra a responder de las acusaciones que pesan sobre su marido. Y, aunque valida parte de la información, asegura que no es del todo correcta.

Irene detalla que se iban a “casar el mismo día de la boda”, que tuvo lugar el 7 de octubre de 2016. Pese a que se vendió como exclusiva a una famosa revista, todavía no eran marido y mujer. “Se me extraviaron los papeles”, justifica ella.

Razones

La influencer exculpa al hijo de Isabel Pantoja de toda responsabilidad en los hechos y desmiente de paso que la falsa boda fuera motivo de una crisis de pareja entre ellos. “Fui yo que tuve que posponer varias veces la boda porque mi padre tenía que ir cada dos por tres al hospital”, recuerda.

Entre que el progenitor de Rosales sufría un tumor cerebral que le obliga a recibir tratamiento y que en varias ocasiones se encontró cerrado el Registro Civil de Castilleja de la Cuesta (Sevilla), asegura, fueron posponiendo el momento.

Gran Hermano

No fue, como decían los periodistas en su información, hasta semanas antes de la entrada de la pareja a Gran Hermano Dúo que no presentaron la solicitud. “Yo ya tenía la fecha antes de entrar en Gran Hermano”, apunta Irene.

De esta manera, la esposa de Kiko confirma parte de la información revelada: hasta 2019 no fue oficial su matrimonio. Aun así, se muestra muy molesta por la noticia de los periodistas y está dispuesta a sentarse en un plató para dar explicaciones.