Ana Obregón ha vuelto a los platós después de ocho meses de lucha. La actriz se ha sentado en el sofá de Volverte a ver para recibir una sorpresa de la mano de un madre que, como ella, lucha por la curación de su hijo.
Patria ha sido la responsable de que Ana estuviera junto a Carlos Sobera. Esta madre de un paciente de cáncer de hígado quería agradecer públicamente a Obregón y a su hijo Aless, el apoyo que están dando a la Fundación Caíco, una asociación que ayuda y coopera con los familiares y pacientes de cáncer infantil.
Pero antes de recibir esta emocionante sorpresa, la licenciada en Biología quiso abrirse ante el público. Muy nerviosa, la actriz explicaba que el día que recibió la noticia de la enfermedad que padecía su hijo, ella estaba sola: "Me lo dijeron a las 2 de la mañana. Estaba yo sola, vino el médico y me dijo que tenía un tumor. Fue el momento más duro, estaba yo sola, mi hijo venía dormido de la anestesia (tras la biopsia que le tuvieron que realizar). Esa ha sido la única noche que estuve llorando mientras le cogía de la mano. Y el segundo momento que lloré fue cuando vino a mi cuarto mi hijo, y me dijo: '¿Mamá, me voy a morir?, yo le dije: 'No, tú vas a curarte".
Un camino de espinas
Y Ana ha querido alabar la actitud de su hijo cuando supo el diagnóstico que tenía: "Nosotros tuvimos la desgracia de que nos enteramos por una llamada de teléfono de que el tumor era malo. Ahí mi hijo ha demostrado que es un campeón porque con 26 años le llamaron por teléfono para decirle que tenía cáncer".
Más allá de esa noche, la protagonista de Ana y los siete se puso el mundo por montera y comenzó a luchar esta batalla al lado de Aless: "Es un camino de espinas, te va sangrando los pies, el corazón... pero al final tienes que ir a por la luz".
Emocionada
Y es que ella tiene claro que "lo que no se puede hacer es drama sobre el drama. Una madre o un familiar tiene que estar con la mente fría y tomar soluciones".
Emocionada y agradecida por todo el cariño que ha estado recibiendo, tanto ella como Aless Lequio durante estos meses, la Obregón explicó que el tratamiento marcha bien: "Todo va muy bien, dentro del pronóstico que había va fenomenal", y que hay que tratar de mirar con esperanza a futuro porque "cáncer no es sinónimo de muerte".