“Sí, lo confieso. Yo fui testigo del paso de Sara Carbonero por la facultad de Ciencias de la Información de la Universidad Complutense de Madrid (y ella del mío, aunque no se acuerde, todo sea dicho de paso). Y aunque yo terminé la carrera y ella no, lo cierto es que su vida le ha ido muchísimo mejor que la mía”. Así comienza la carta abierta que María Jiménez ha dirigido a Sara Carbonero en Tribus Ocultas. Una misiva en la que reflexiona sobre lo diferentes que han sido las vidas de las dos compañeras de clase durante todos estos años.
El desencadenante del texto fue un inmenso cartel publicitario que María Jiménez vio en la Gran Vía de Madrid con Sara Carbonero anunciando una marca de ropa de baño. "Estupenda, delgadísima y presumiendo de pelazo, Sara anuncia una nueva línea de bikinis, como si de un ángel de Victoria’s Secret se tratase. Me quedé absorta mirándola y me vino a la cabeza el siguiente pensamiento: "¿Qué narices he hecho yo con mi vida para no estar ahí colgada a su lado (o en su lugar)?”, se pregunta.
Una mujer todoterreno
Jiménez cree que Sara Carbonero “es todo lo que no soy yo”, ya que es periodista, tiene una marca de ropa sostenible, se casó con Iker Casillas, es madre de dos hijos y está a punto de llegar a los dos millones de seguidores en Instagram. Una lista de logros que relata “desde la más profunda admiración y envidia” y que le lleva a plantearse “¿Por qué ella y yo no? ¿Qué paso dio Sara que yo no di o viceversa?”.
Sara Carbonero e Iker Casillas durante su visita a Moscú con motivo del Mundial 2018 / INSTAGRAM
“Cierto es que no soy guapa como Sara, ni poseo esa magnética mirada que encandila a la cámara. Tampoco cuido mis redes sociales y no tengo ninguna intención de montar una marca de ropa, pero envidio su éxito. No por el hecho de ser famosa, sino por haber sido capaz de estar a todo. En serio, ¿cómo lo ha hecho para llegar a TODO?”, cuestiona su compañera. “Yo estoy agotada y no he hecho ni la mitad de lo que ha conseguido Sara”.
Pocahontas
La responsable de la carta abierta desvela que nunca fue amiga (ni siquiera conocida) de Sara Carbonero, aunque todo el mundo sabía quién era Pocahontas, apodo que le pusieron el primer año de carrera “por su pelo largo y lacio, su tez morena, sus ojazos y su esbelta silueta”.
Sara Carbonero cubriendo el Mundial 2010 para Telecinco / INSTAGRAM
La fama que la famosa periodista adquirió en la universidad se refleja en una anécdota: “Recuerdo un día, esperando para hacer un examen en septiembre, que entró por la puerta con un top básico y un vaquero. Se hizo el silencio en la clase y todos la miramos. A eso me refiero. Yo no dejo sin respiración una clase entera ni ilumino una habitación con mi presencia. Tampoco cubrí un Mundial de fútbol ni me besó mi novio delante de toda España, tras ganar la Copa del Mundo”.
“¿En qué me he equivocado?”
A pesar de que durante su trayectoria profesional le ha tocado “redactar artículos sobre el estilo de alguien que era una universitaria más a tu lado en clase de Historia del Periodismo Español”, María Jiménez confiesa que no siente envidia de Sara Carbonero, sino que “estoy decepcionada conmigo misma”. “He hecho todo cuanto ha estado en mi mano para triunfar, pero obviamente he fracasado en el sentido en el que sólo he conseguido ser una hormiga obrera más. Quizá el problema también esté en que yo, de base, no tengo el talento que tiene ella ni escribo como lo hace ella ni comunico de la misma manera”, apunta.
El "alegato en favor de Sara y en mi contra" finaliza con una cita de la película Lady Bird con el que la autora afirma sentirse muy identificada: "¿Y qué pasa, si ésta es la mejor versión de mí?”.