Enrique San Francisco ha estado este lunes en el programa de Bertín Osborne, Mi casa es la tuya donde ha hablado de de su adicción a la heroína.
Con la voz medio quebrada y la emoción a flor de piel, el actor ha contado su experiencia con la droga y ha hablado sobre su madre, que fue quien le empujó a desengancharse. También ha hablado de su amigo Antonio Flores y de cómo la droga los separó: "Antonio y yo éramos íntimos amigos. Era una persona maravillosa y por él, conocí a Rosario", contó Quique a Bertín al hablar de su relación sentimental con la pequeña de los Flores durante sus años de adicción. Aseguró que la cantante nunca se metió “en nada de eso”.
El actor lo dejó y se alejó de ese mundo en el que siguió su amigo hasta morir: "Creo que cuando Antonio me veía, veía la imagen de lo que él no había podido conseguir. Y eso no interesa", afirmó en el programa de Telecinco.
San Francisco ha explicado que intentó ayudar a su amigo en todo lo que pudo: "Estuvo en todos los sitios posibles, como mucha gente que he conocido, pero desgraciadamente se nos fue...", ha lamentado.
La importancia de su madre
El tema de las drogas ha salido mientras Bertín y Quique hablaban sobre el cine de la época, del que San Francisco se convirtió en uno de los referentes de un tipo de películas. "Cine quinqui, lo llamaban. Porque se hacía apología de los delincuentes", ha señalado el actor. Entonces se hacían películas en las que los héroes eran delincuentes juveniles como el Vaquilla o el Jaro.
"Y lo peor era que la realidad superaba ampliamente la ficción", introdujo San Francisco.
El actor ha afirmado que se trató de una época terrible y ha incidido en que lo que más le dolió fue el daño que la adicción le causó a su madre. "Ella nunca se lo mereció y eso es algo que no me perdonaré en la vida. Afortunadamente, se murió viéndome recuperado y bien", ha afirmado al borde de las lágrimas.
Fue, precisamente su madre, la que lo sacó del pozo: "Una vez me dijo: “hijo para verte así, mejor, si tienes huevos, suicídate, porque a mí me estás matando en vida". Y aquello fue lo que le hizo reaccionar. "Le pedí que me encerrase en una clínica de las que tienen barrotes en las ventanas", contó el madrileño.