El paso de Alonso Caparrós por la última edición de Gran Hermano VIP ha servido para que una de las caras más conocidas de la televisión de los 90 regrese a la plena actualidad y desvelé el verdadero motivo de su desaparición.
En una desgarradora entrevista concedida al recién estrenado Sábado Deluxe, el presentador ha reconocido su adicción a la cocaína durante más de 25 años.
A pesar del éxito que Alonso cosechó en Furor, desapareció de nuestra televisión dejando un rastro de misterio. Aprovechando su vuelta a la televisión, Caparrós ha confesado que se vio obligado a desaparecer de los medios para recuperarse de su adicción a las drogas, con una entrevista que ha puesto los pelos de punto tanto a los colaboradores como a la audiencia.
"Me inicié en el consumo a los 17 años", confesaba Alonso a un atónico Jorge Javier, desvelando que ha vivido un autentico infierno por culpa de las drogas, llegando incluso a estar al borde la muerte durante tres ocasiones: "Durante una época de mi vida podría haber muerto prácticamente todos los días... He visto la muerte pasar de cerca tres veces por mi adicción a las drogas. Consumía lo suficiente como para matar hasta siete caballos. Lo hacía hasta que no podía más", ha relatado sin tapujos el presentador.
Caparrós, que se ha abierto en canal, confesó que su familia ha tenido que recogerle de prostíbulos a punto de llegar a una sobredosis en más de una ocasión, pero que realmente se dio cuenta de lo grave que era su situación cuando tuvo que esconderse de su propia hija: "Una noche estaba tan mal que mi hija entró en la habitación a darme un abrazo y me escondí".
El presentador, que aseguraba que "soñaba con montañas de cocaína", ha revelado que el verdadero motivo de dar esta impactante entrevista es su familia. "He hecho mucho daño a mi familia. Espero que estén orgullosos. Lo hago también para que la familia de mi esposa sepa también con quién se ha casado. Es una historia que siempre tengo que tener en la cabeza. Voy a estar siempre en peligro", ha explicado mientras su mujer que se encontraba en plató no podía contener las lágrimas.
Alonso, que no supo gestionar la fama que le otorgo la televisión, tuvo que pasar por la clínica López Ibor para intentar curarse y confiesa que mientras presentaba Furor tenían que atarle las piernas a la silla: "En la clínica López Ibor me dieron electroshock para limpiarme el cerebro, hacerme un reset para desprogramarme de la coca".
Aunque Caparrós ha confesado que ha conseguido recuperar su vida y que vuelve a ser un hombre limpio y libre, asegura que sigue siendo un enfermo: "Sigo en peligro. Se es cocaínomano para toda la vida".