Por si no existen en el mundo suficientes motivos para practicar algo de deporte, ahora se ha demostrado que practicarlo es clave en el tratamiento del dolor lumbar. Y es que, según un análisis realizado por 35 investigadores internacionales "el ejercicio reduce el dolor en más de un 20%, mejora el grado de discapacidad en un 23% y ofrece un 380% más de posibilidades de sentirse globalmente recuperado".
Para demostrarlo, reanalizaron los datos de 3.514 pacientes que habían participado en los principales ensayos clínicos realizados en todo el mundo para evaluar el efecto del ejercicio en el tratamiento del dolor lumbar. Su efecto es mayor en los pacientes que no tienen un elevado índice de masa corporal, pero el estudio "confirma que el ejercicio tiene un efecto positivo y de magnitud significativa en todos los pacientes".

Ejercicio regular contra el dolor
Lo más importante es practicar cualquier tipo de ejercicio de manera regular. Es beneficioso "con independencia del sexo, nivel educativo o edad del paciente, el tipo de ejercicio aplicado, la manera de realizarlo --individualmente o en grupos--, la intensidad del dolor, la existencia o no de dolor irradiado y otras muchas características individuales".
Según el resultado, publicado en la revista científica más importante del mundo en el ámbito de la medicina deportiva, British Journal of Sports Medicine, "el ejercicio ha demostrado muchos efectos positivos sobre muy diversas afecciones incluyendo, además de la lumbalgia y otras dolencias osteomusculares, enfermedades cardiovasculares, metabólicas y psicológicas".

Ejercicio: tratamiento y medida preventiva
En el ámbito sanitario hace tiempo que se considera a la vez un tratamiento y una medida preventiva, argumento importante teniendo en cuenta que el dolor lumbar inespecífico es la primera causa de discapacidad en todo el mundo, y el dolor crónico que genera más gasto social.
"Desde el punto de vista investigador, este estudio identifica factores que se asocian a la magnitud del efecto del ejercicio, lo que es necesario para poder diseñar nuevos estudios que exploren la posibilidad de que, en el futuro, se pueda individualizar con una base científica el tipo de ejercicio que es más probable que beneficie más rápida o intensamente a un paciente concreto", concluyen.