A la hora de escoger un nuevo deporte en el que iniciarse y empezar a hacer algo por mover el cuerpo, entre las quinielas es raro que esté la escalada ya que se incluye dentro de los llamados deportes extremos. Sin embargo, poco a poco va ganando adeptos una modalidad (la de subir una roca o una pared usando para ello la fuerza de brazos y piernas, así como la técnica y la coordinación) que ahora se ha puesto de moda a la hora de ganar en salud y estar en contacto con la naturaleza al mismo tiempo.
Eso sí, es innegable que la escalada es un deporte duro y exigente que requiere de un entrenamiento a conciencia y constante para poder llevarlo a cabo de la manera más airosa y segura. Eso y tener un equipo básico que sobre todo protegerá al usuario a la de hora de subir por algunas formaciones rocosas sin peligro alguno.
El origen de la escalada
La escalada es una práctica deportiva y física que consiste en realizar un ascenso por paredes, sobre todo en plena naturaleza, usando para ello únicamente la fuerza física de cada uno. Una modalidad que se originó como tal a raíz de la práctica del montañismo y que en sus inicios era considerada solo como un entrenamiento previo para luego hacer diversos recorridos e incursiones por las montañas.
Fue ya en el siglo XIX cuando nació la escalada propiamente dicha tanto en Inglaterra como en Alemania. Desde ese momento, esta disciplina fue ganando empuje y adeptos que buscaban algo de adrenalina en este deporte de riesgo en el que es esencial contar con un buen material para que no haya riesgo alguno; sobre todo si se es principiante.
Consejos básicos
Lo primero y primordial es dejarse aconsejar en todo momento por los verdaderos profesionales y no lanzarse solo a la aventura ya que podría ser peligroso. Estos expertos serán los que, entre otros consejos iniciales, recomendarán empezar a escalar en zonas sencillas (por ejemplo, en rocódromos especialmente preparados para ello), sin prisa alguna y practicando bien todos los agarres para luego salir al exterior. En este caso es importante, además, intentar subir sin prisa alguna y repetir las veces que sea necesario hasta ganar confianza y controlar el miedo a la altura.
En este entrenamiento previo, el mismo instructor será también el que vaya descubriendo poco a poco el secreto del uso de las cuerdas; algo esencial cuando ya se está amarrado a una montaña y que en muchas situaciones protege al que está practicando escalada de sufrir una caída que en ocasiones puede ser grave.
Material necesario
Sabiendo ya los pasos básicos y cómo actuar cuando se está en lo más alto de una pared o una roca de piedra, llega el turno de conocer el material básico y necesario que se convertirá en el principal apoyo (nunca mejor dicho) cuando se trata de practicar escalada. Así, es esencial contar con un buen casco (mejor si es con un cierre sencillo que se pueda accionar con una sola mano), un fortalecedor de agarre de mano (sobre todo si al principio no se tiene mucha fuerza en los dedos para soportar el peso del cuerpo) y un arnés de seguridad que sea ligero y polivalente.
Una vez que se vaya ganando en experiencia llegará el turno de aprender a usar las cuerdas (para ir subiendo poco a poco cada vez a más altura), además de no olvidarse nunca en casa la bolsa de magnesio (esencial para facilitar el agarre y evitar que el sudor en las manos pueda provocar que uno resbale), así como el calzado adecuado, los pies de gato para encaramarse con seguridad a la piedra.
Beneficios de la escalada
No solo se trata de practicar un deporte extremo, sino de aprovecharse de las bondades y beneficios aparejados a la escalada. Así pues y desde un punto de vista físico este deporte favorece el que se consiga mejorar la postura corporal, además de ganar en resistencia, musculatura, flexibilidad y aumentar la capacidad cardiovascular. Al mismo tiempo, esta actividad hace que todo aquel que la practica gane en movilidad, equilibrio y elimine calorías con el esfuerzo que se realiza en cada ascensión.
Pero los beneficios no solo quedan ahí ya que también hay buenas noticias desde un punto de vista psicológico. La escalada es un perfecto antídoto para eliminar el estrés y olvidarse de las preocupaciones (sobre todo cuando se practica en mitad de un entorno natural respirando aire puro), además de ayudar a que uno gane confianza en sí mismo cuando se trata de alcanzar metas y objetivos, conocer los límites personales, controlar los miedos propios y mejorar la relación con el resto de personas del equipo.