Tarragona no solo son sus bellas playas y sus pueblos a pie de costa. El interior también guarda bellos ejemplos, en plena naturaleza, para disfrutar sin prisa alguna y hacer turismo por esta otra parte más desconocida de la provincia tarraconense. Y uno de esos planes es acercarse a descubrir la magia que envuelve al Parque Natural de las Montañas de Prades.
Este es un conjunto montañoso de gran valor ecológico, biológico, cultural y natural formado por elevaciones prelitorales de entre 900 y 1.200 metros de altura y donde se suele disfrutar de un clima soleado y suave la mayor parte del año. El destino ideal, por tanto, para hacer una escapada con toda la familia para respirar aire puro.
Un remanso de paz
En el centro de la provincia de Tarragona se localiza este parque natural que comprende bellos ejemplos de interés natural como es el caso de El Bosque de Poblet, la Sierra del Montsant, así como un conjunto de pueblos que bien merecen una visita entre tanto recorrido montañoso como es el caso de Vilanova de Prades.
Y todo ello a escasos kilómetros de las afamadas y concurridas playas de la Costa Daurada. Es aquí donde se localizan no solo cientos de rutas para hacer senderismo y otras actividades al aire libre, sino que las Montañas de Prades también gozan de su halo de misterio en forma de cuevas prehistóricas, lugares abandonados y que en su día tuvieron vida, monasterios en los que contemplar el más absoluto silencio y ermitas medievales de hace siglos.
Paso a paso
Para conocer esta sierra tarraconense, la mejor idea es calzarse las botas de montaña y seguir algunos de los recorridos naturales que ofrece este espectacular paisaje. Así pues, entre esas rutas que se pueden seguir está la subida a pie hasta la ermita de l'Abellera, un templo encastado y desde donde se contemplan unas majestuosas vistas del valle del Brugent gracias a que está localizada en un risco a más de 1000 metros de altura. Una pequeña edificación que antaño servía de cobijo para los ermitaños del Montsant.
Otra de las rutas tiene como protagonista al pico más alto de todo el Parque Natural de las Montañas de Prades que no es otro que el Tossal de la Baltasana con sus más de 1200 metros coronando toda la sierra. Para acceder a esta atalaya natural (pasando por uno de los bosques únicos de Quercus Pyrenaica) se puede partir desde el municipio de Vilanova de Prades desde donde comienza un camino muy bien señalizado y que no entraña demasiada dificultad en su ascenso.
Lugares mágicos
Pero si la idea no es tanto subir a las montañas más altas y sí descubrir la magia y el misterio de este parque natural, otra de las actividades al aire libre más recomendadas en la zona es visitar el pueblo abandonado de La Mussara. Una localidad perteneciente al municipio de Vilaplana y que fue abandonado en la década de los 50 debido sobre todo a una gran sequía que azotó estas tierras. Una imagen solo apta para valientes en la que sobresale todavía la iglesia de Sant Salvador, protagonista de algunas leyendas de senderistas que afirman haber escuchado sus campanas.
Historias aparte, otro de los rincones más mágicos de esta escapada natural son las Cuevas de la Font Major que se encuentran bajo el pueblo de I'Espluga de Francolí en un entramado de galerías subterráneas (con una longitud de más de 3 kilómetros) que dan forma a dos inmensas cavidades de piedra que ahora se pueden visitar en forma de museo. Unas cuevas que estuvieron habitadas en la época del Paleolítico y que sirven de ejemplo perfecto para enseñar a los más pequeños de la casa cómo era la vida hace millones de años.
Pueblos con encanto
Entre las localidades que merecen la pena para hacer un alto en el camino por este Parque Natural de las Montañas de Prades está el de Siurana con sus conocidas casas de piedra, su castillo árabe y esa iglesia románica asomadas a un precipicio de más de 250 metros de profundidad o el municipio de Capafonts donde es imprescindible visitar la iglesia Parroquial de Santa María, la ermita de la Mare de Déu de Barrulles del siglo XII y todo el entorno natural que rodea al pueblo.
Pero, sin duda, hablar del interior de Tarragona es hacerlo del Císter y para ello nada como acercarse, hay apenas media hora, hasta el Real Monasterio de Santa María de Poblet; declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en el año 1991. Este emblemático edificio fue panteón real de la antigua Corona de Aragón y tuvo su mayor esplendor en el siglo XIV. Así pues es una estupenda oportunidad para contemplar su claustro mayor y la iglesia donde se encuentran los sepulcros de Pedro el Ceremonioso y Jaime I el Conquistador.