La cercanía de Andorra con cualquiera de las cuatro provincias catalanas siempre ha sido un buen argumento para organizar una escapada aunque sea en el día, con el objetivo de disfrutar de los atractivos que propone el principado.

Más allá de cortas o largas estancias, para esquiar en cualquiera de sus estaciones, una visita a Andorra debe incluir una serie de actividades que satisfarán a cualquier turista, desde los amantes de la cultura tradicional hasta los enamorados de la naturaleza.

Qué hacer en Andorra en 24 horas

Obviamente no es necesario realizar todas y cada una de las actividades que se apuntan a continuación, pero sí es posible participar en muchas de ellas y así experimentar una jornada llena de emociones. La primera parada es la propia capital, Andorra la Vella, cuyo casco histórico es interesante visitar. Allí destacan tanto la Iglesia de San Esteve como la Plaza del Poble.

Una de las principales calles comerciales de Andorra la Vella / INSTAGRAM

Como se puede comprobar en un rápido paseo, las calles son angostas y empedradas y las casas tienen bellas fachadas de piedra. Además, para quienes siguen pensando que Andorra es sinónimo de compras más baratas (tienen menos impuestos), también existe la opción de recorrer sus innumerables tiendas.

Románico andorrano y pueblos encantadores

En ese periplo de 24 horas es posible realizar un pequeño recorrido por los principales vestigios del arte románico andorrano -hay más de 40 pequeñas iglesias que han perdurado en el tiempo-. Los templos más destacados son: Sant Climent de Pal, San Martí de La Cortinada, Santa Coloma en Andorra la Vella, que se puede ver en un paseo por la ciudad, Sant Miquel d’Engolasters y Sant Joan de Caselles.

Iglesia románica en Andorra / geertwillemarck EN PIXABAY

En ese recorrido también se pueden visitar algunos pueblos de montaña que se caracterizan por las construcciones de piedra con tejados de pizarra que tan comunes son en los Pirineos. Merecen una especial mención Ordino, Les Bons y sobre todo Pal, todo un festín para los amantes de las pequeñas localidades por las que parece que no pasa el tiempo.

 

Momento de sensaciones

Una vez realizadas estas visitas por las principales poblaciones, hay que destacar dos actividades que pueden sumar sensaciones en la visita a Andorra. Por un lado se encuentra Caldea, un balneario situado en la capital que ofrece todo tipo de tratamientos con agua a sus usuarios. La entrada puede ser diurna… y nocturna, lo que aporta un toque especial gracias al espectáculo de luz y sonido.

Imagen exterior del centro termolúdico Caldea, en Andorra / INSTAGRAM

En cuanto a la segunda de las actividades, se aleja de la tranquilidad y relajación que proporciona Caldea, ya que supone montarse en el Tobotronc, una especie de tobogán que tiene más de 5 kilómetros de longitud y que desciende por una montaña hasta finalizar 400 metros más abajo. El Tobotronc es una de las atracciones estrella del parque de aventuras Naturlandia que se ubica en Sant Julià de Lòria, y que es una excelente opción si se visita el principado acompañados de niños.

Tiempo de naturaleza

Más allá de todo lo expuesto, el hecho de que Andorra sea un pequeño país montañoso enclavado en los Pirineos provoca que su territorio cuente con numerosos atractivos naturales para los turistas, que pueden aventurarse a realizar cualquiera de las rutas de senderismo que lo recorren. Una de las más transitadas debido a su belleza es la que conduce a los Lagos de Tristania. El recorrido no alberga gran dificultad, de manera que casi cualquier persona puede llegar hasta los tres lagos de alta montaña que regalan una de las visiones más hermosas de los Pirineos. La longitud es de 4,4 kilómetros y el sendero circular parte desde la estación de esquí de Ordino-Arcalís.

Vistas panorámicas que se contemplan desde el mirador Roc del Quer en Andorra / INSTAGRAM

Aparte de estos lagos, merece la pena por un lado adentrarse en el Valle del Madriu-Perafita-Claror -Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO-, y por otro acercarse hasta el Mirador Roc del Quer, ya que desde allí se puede disfrutar de las mejores vistas de Andorra. Eso sí, si la visita se realiza en invierno, el acceso resultará imposible por causa de la nieve. Y hablando de nieve, obviamente este es el motivo para acudir al principado durante los meses fríos, aunque en ese caso, los aficionados a los deportes "blancos" pasarán la mayor parte del día sobre su par de esquíes mientras se divierten en plena naturaleza. ¿Listo para hacer las maletas?