La RAE define la palabra seudónimo como “nombre utilizado por una persona en un determinado ámbito, en lugar del suyo verdadero, especialmente el usado por un escritor o un artista”. Aunque pueda parecer un sinónimo de un alias, no lo es. Desde antaño, es bastante habitual ver personajes públicos que utilizan seudónimos en su faceta profesional, especialmente, como define la propia RAE, en el ámbito artístico. Escritores, cantantes, actores y otros artistas relacionados pueden preferir ejercer su profesión bajo otro nombre. Pero, ¿por qué lo hacen?
Hemos hablado con dos escritoras que acaban de publicar un libro firmado con un nombre artístico para conocer las inquietudes y razones que les han llevado a ello y si realmente tiene algún tipo de beneficio adoptar este alter ego en lugar de firmar sus trabajos con su propio nombre. Se trata de Lisa Suñé (Elisabeth Marrón para la familia) y Valentina Romanetti (Alba Parejo en la intimidad). Ambas lo han tenido claro y no han dejado la elección de su nombre al azar.
Lisa Suñé
Lisa Suñé nació en Barcelona en 1990. A pesar de estar especializada en microbiología, donde llegó a trabajar para importantes empresas farmacéuticas, su creatividad se impuso a su lado visceral. Se inició en el mundo de la escritura a través de la plataforma de autopublicación Amazon. Muy activa en redes sociales y un referente en novela romántica con tintes eróticos, su gran oportunidad le llegó con el sello Vergara (Penguin Random House). La Trilogía Generación, El deseo de Perséfone y Jaque mate son las obras que preceden a su nuevo gran éxito, Loca aventura hacia sus labios, ya disponible en las librerías y grandes superficies de toda España, además de en plataformas digitales.
El nombre real de esta catalana es Elisabeth Marrón y nos confiesa que la elección de un seudónimo se debe a “temas de márketing”. Buscaban un nombre corto, que “la gente pueda memorizar mucho más rápido”. Pero Lisa Suñé tiene mucho de la autora. En realidad, “no es más que mi nombre acortado y mi segundo apellido, en honor a mi abuelo”. Lisa mantiene la esencia de Elisabeth.
Valentina Romanetti
Alba Pariente nació en Rueda (Valladolid), pero actualmente reside en Madrid. Es una enamorada de la vida, de las letras y del amor, y precisamente este es el tema central de sus obras. La poesía es su timón y su nueva obra, Antes de que nuestros corazones se incendien, ha nacido bajo el sello Plan B (Penguin Random House). La historia del nacimiento de su seudónimo, tal y como explica la autora, es preciosa.
Alba tenía 16 años cuando su interior le pedía a gritos escribir y compartir con el mundo sus sentimientos. En aquella época, el miedo y la vergüenza de que la gente que la conocía pudiera leer lo que emanaba directamente desde su corazón le hicieron escudarse detrás de un seudónimo. Valentina es un grito al valor que le faltaba a Alba por aquel entonces, la valentía que necesitaba; Romanetti es un homenaje a Roma, tan bonita y tan en ruinas como los propios sentimientos, y a Benedetti, un referente para todos aquellos que le escriben al amor. Según la autora, en su caso, utilizar un seudónimo fue un acierto, ya que “sin Valentina Romanetti nunca me habría atrevido a escribir”.
Otros seudónimos conocidos
En el mundo de la literatura existen otros muchos ejemplos de escritores que deciden publicar con seudónimo. Lewis Carroll (Charles Lutwidge Dodgson), Pablo Neruda (Neftalí Reyes), Mark Twain (Samuel Langhorne Clemens) o George Eliot (Mary Ann Evans) son algunos de los ejemplos más conocidos.
En la época contemporánea también existen otros escritores que siguen utilizando este nuevo nombre, ya sea por motivos de márketing o porque encierra una historia detrás, como se ha visto en los ejemplos planteados con Lisa Suñé y con Valentina Romanetti. Por ejemplo, Megan Maxwell (María del Carmen Rodríguez del Álamo Lázaro) o Alice Kellen (quien prefiere no desvelar su nombre real) son dos mujeres escritoras de nuestros días que han decidido refugiarse en un seudónimo para publicar sus novelas.