La Garriga es conocida en toda Cataluña por acoger una importante actividad comercial a lo largo de toda su extensión. No obstante, además de haberse convertido en un motor industrial esencial de la región, posee diferentes atractivos que la posicionan como una de las escapadas más recomendadas. ¿El motivo? Sus edificios modernistas, su intensa actividad festiva o las aguas termales que tienen presencia en su interior.
Una serie de argumentos que destacan esta localidad de la provincia de Cataluña, perteneciente a la comarca del Vallés Oriental, como uno de los destinos turísticos a tener en cuenta para los amantes de la naturaleza y la historia del pueblo catalán. ¿Qué rincones de La Garriga no puedes pasar por alto?
Un espacio para la burguesía catalana
Históricamente, la localidad de La Garriga fue un espacio reservado casi en exclusiva para los miembros que pertenecían a la burguesía catalana durante los siglos XIX y XX. La razón se encuentra en la presencia de esas aguas termales, un lujo propio de esta clase social durante la época, además de su proximidad con la ciudad de Barcelona, clave para el desarrollo de los negocios de los mercaderes que vivían allí.
Con el paso de los años y especialmente tras los estragos causados por los bombardeos que cayeron sobre esta localidad durante la Guerra Civil, la burguesía pronto dejó de visitar esta localidad debido a la inseguridad que desprendía. Actualmente, todavía se pueden visitar las huellas que dicha contienda dejó en la ciudad, sobre todo mediante el levantamiento de su refugio antiaéreo.
El legado modernista
La localidad de La Garriga también es conocida por su legado a nivel arquitectónico, especialmente en lo relacionado con la corriente modernista. Fue el maestro Joaquim Raspall i Mayo el principal precursor de este movimiento de construcción en el interior de la localidad, habiéndose encargado de la mayoría de los edificios que dan valor a sus calles. Pese a que Raspall i Mayo nació en Barcelona, mantuvo una relación muy intensa con este pueblo, debido a que fue el lugar en el que nació su madre.
Con el auge del turismo por parte de la burguesía, que tenía como objetivo instalar su segunda residencia en la localidad, la mayoría de estas familias encargaban al arquitecto la construcción de sus nuevos hogares, que actuarían como casas de veraneo durante esos meses del año. Debido a la industrialización que durante el siglo XIX se produjo en Barcelona, la burguesía encontró en las aguas termales de la región la excusa perfecta para huir de la contaminación y asentar su segunda residencia en un espacio tan característico como este.
Illa Raspall, uno de sus principales atractivos
Illa Raspall es el nombre con el que se conoce a la manzana ocupada exclusivamente por los edificios encuadrados en la arquitectura modernista y construidos por el arquitecto anteriormente mencionado. Todos ellos fueron llevados a cabo entre los años 1908 y 1912 y están separados únicamente por una valla, cuya decoración cambia de color de acuerdo a la fachada de la villa que protege.
La Torre Iris y La Bombonera fueron las dos primeras casas. Ambas fueron llevadas a cabo para dar servicio a las familias de burgueses que decidían asentarse en La Garriga, pero que no querían costear la construcción de la misma. Para el ayuntamiento del pueblo fue una oportunidad de obtener dinero a partir del alquiler vacacional de dichas viviendas. Además de estas dos, también se construyó Casa Barbey, uno de los edificios más conocidos de la zona gracias al trabajo artesano que supuso y la instalación de los mosaicos, las vidrieras y los apliques cerámicos que acaparan toda la atención. Por último, se encuentra la Casa Barraquer, una de las más sencillas, que fue ocupada por la familia de oftalmólogos más importantes de Cataluña.
Importante legado gastronómico
Además del importante peso que la localidad tiene a nivel histórico, es importante destacar la amplia variedad gastronómica que es posible degustar en los diferentes restaurantes que habitan en en ella, la mayoría de una calidad excepcional.
Uno de los más populares es el restaurante Vinòmic, apoyado en el colectivo Cuina VO, cuyo objetivo es promover la cocina de la región por medio de la elaboración de platos saludables con ingredientes propios de la zona.