La Costa Dorada es una de las áreas de Cataluña más conocidas por sus entornos naturales, la calidad de sus playas y las diferentes zonas tranquilas que se pueden encontrar a lo largo de su extensión. No obstante, más allá de su relevancia por el importante legado natural, es importante conocer que esta zona guarda una buena cantidad de elementos que la convierten en uno de los espacios más importantes a nivel cultural de toda Cataluña.
Un recorrido para conocer su patrimonio medieval a través de sus castillos, los diferentes monasterios que acogen algunas de las regiones que se engloban en el interior de la costa y un sinfín de elementos modernistas que hacen de esta porción costera de Cataluña una de las mejores opciones para empaparse al máximo de un entorno cultural inigualable.
El Modernismo menos conocido
Que Barcelona es una de las cunas del modernismo catalán no es un secreto para nadie. No obstante, más allá del importante legado que conserva esta ciudad en lo relacionado con esta corriente arquitectónica, también es importante destacar que existen otras zonas de Cataluña repletas de elementos arquitectónicos propios de la misma. Algunos de los casos menos conocidos, pero igual de importantes, son la casa Navàs, en Reus o el Gaudí Centre, situado en la misma ciudad, que rinde homenaje a la vida y obra de Antoni Gaudí.
Además, también cobran especial relevancia las conocidas como catedrales del vino modernistas, como la cooperativa Barberà de la Conca, cuyo impacto en el territorio ha sido tal que ha sido declarado como Bien de Interés Nacional por la Generalitat de Cataluña. Estas bodegas realizan la misma función que otras más modestas, pero cuya fachada e interiores destacan por los diferentes elementos arquitectónicos propios de esta corriente de la arquitectura.
Tarragona, uno de los principales exponentes culturales de esta costa
De entre todas las regiones que conviven en esta zona costera de Cataluña, es Tarragona uno de los máximos exponentes culturales de la zona. A lo largo de las diferentes calles y barrios que componen la ciudad, es posible empaparse de la esencia romana que dejaron huella las civilizaciones anteriores a nivel arquitectónico en la ciudad. El conjunto de sus obras arqueológicas ha tenido tanto impacto que ha sido distinguido como Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en el año 2000.
De entre todos los monumentos que se pueden encontrar, como el teatro, la necrópolis o la Torre dels Escipions, es la muralla romana con la Torre de Minerva el monumento romano más antiguo que se puede encontrar en el interior de Tarragona. Durante el año, especialmente en la primavera y en el verano, es habitual que los diferentes organismos públicos de la ciudad ofrezcan a sus visitantes diversos festivales y exposiciones que visibilizan el impacto del pasado romano en la urbe.
Castillos medievales, un viaje al pasado
Uno de los elementos arquitectónicos más destacados que se han convertido en una de las señas de identidad de la Costa Dorada es la presencia de multitud de castillos medievales que se reparten a lo largo de las diferentes poblaciones de la región. En la localidad del Montblanc, en la provincia de Tarragona, se encuentra una de las construcciones medievales más conocidas en la región. Su popularidad se debe especialmente al buen estado de conservación en el que se encuentra, gracias a las obras realizadas durante el Siglo XX.
En el año 1947 este castillo fue declarado Conjunto Monumental y Artístico en la región. Su importancia en la cultura catalana es clave, debido a que es considerada una de las cunas en las que se forjó la leyenda relacionada con Sant Jordi y el dragón. No obstante, no es el único castillo que merece ser visitado. También es importante el Castell de Sant Miquel d'Escornalbou, construido a principios del Siglo XX y muy próximo a la localidad de Montblanc.
Monasterio de Poblet
El Monasterio de Poblet fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en el año 1992. La importancia de este monasterio cobra especial relevancia por ser, junto a la mansión real fortificada y la iglesia adyacente, el panteón de los reyes de la Corona de Aragón.
Este es un espacio único, de grandes dimensiones, y completamente empedrado cuya visita siempre merece la pena.