Con una superficie de más de 12.173 kilómetros cuadrados, Lleida supone el 2,40% de la superficie de España. Una provincia con muchos atractivos turísticos repartidos a lo largo de su extensión. Entre las localidades que componen a esta región, son varios los pueblos que destacan por encima del resto por diferentes motivos, como su patrimonio histórico o su importante legado arquitectónico.
Naturaleza e historia se unen en estos emplazamientos llenos de encanto y magia que merece la pena conocer en una visita a la bella ciudad catalana.
Prullans
Situado junto al Parque Natural Cadí-Moixeró, Prullans es una pequeña localidad repleta de encanto y especialmente recomendable conocer algunos de los mejores espacios verdes de la provincia. Esta localidad cuenta con un número de habitantes no superior a los 200, convirtiendo a este pueblo en una de las zonas más tranquilas de la región. La visita a este región conforma una oportunidad única para perderse entre sus calles empedradas y la arquitectura típica catalana, desafiando el paso del tiempo.
Destacan especialmente sus dólmenes, encontrados en Oren y les Coves d'Anés y que conforman uno de sus principales atractivos. Además, también sobresale la presencia de sus cinco fuentes de agua, distribuidas a lo largo de los diferentes puntos que componen toda su extensión.
Peramea
Peramea pertenece al municipio Baix Pallars y cuenta con un censo no superior a los 80 habitantes. El principal atractivo con el que cuenta la localidad es que toda su arquitectura se asienta sobre diferentes construcciones carácter medieval, como la iglesia de San Cristóbal, la capilla de Sanr Sebastián o la plaza de l'Om, además de los diferentes edificios que se encuentran repartidos a lo largo de todas sus calles.
La notable arquitectura, unida a las vistas que ofrece el barranco de Ancs, hacen de Peramea uno de los pueblos más bonitos que se pueden encontrar en la provincia de Lleida.
Viella Mitg Arán
Viella es la capital de la comarca del Valle de Arán, situada en pleno Pirineo. Su arquitectura conforma uno de sus principales atractivos, basada en torno a la utilización de materiales como la piedra, la madera o la pizarra, convirtiendo la visita en un viaje al pasado sin salir de la provincia de Lleida.
Su casco antiguo de origen medieval, el santuario de Artiga de Lin y su gran número de iglesias y construcciones de estilo románico centran toda la atención. Limítrofe con Francia, es una de las localidades de la zona de Lleida que siempre merece la pena visitar.
Cervera
El principal atractivo de Cervera es el carácter medieval que desprende. A nivel arquitectónico, es uno de los pueblos más ricos de Lleida, especialmente gracias a la presencia de la universidad, la iglesia de Santa María o el consistorio de la localidad.
A nivel natural, es una de las localidades más ricas que se encuentran en la región de Lleida. Muy próximo a Cervera se encuentra el parque natural del Alto Pirineo, el bosque de las Comas de Rubió o los diferentes valles que se encuentran en las inmediaciones de la comarca. Un conjunto de elementos que han convertido a la localidad de Cervera en uno de los espacios más populares de la provincia.
Gerri de Sal
Gerri de Sal es una de las mejores demostraciones de la importancia que el legado medieval tiene en esta región. Su nombre tiene su origen en la explotación de sal que se encontraba en este mismo lugar durante la Edad Media, actuando como centro neurálgico de la localidad y uno de los principales motores económicos de la zona.
Entre sus diferentes atractivos que convierten a este lugar en un importante reclamo turístico se encuentra su casco antiguo, espacio en el que se asienta el monasterio de Santa María o la Casa de Sal, creada en el siglo XVI y uno de los puntos que servían para almacenar toda la sal extraída en la localidad para su posterior comercialización.
Canejan
Canejan se encuentra en el margen derecho del río Toran, emergiendo entre una rica extensión de bosques de abetos y de hayas, proporcionando una estampa única difícil de igualar en toda la región.
La iglesia de Sant Joan de Toran, el legado arquitectónico de sus calles y el ambiente que se respira en su casco urbano convierten a este lugar en un espacio único que merece la pena visitar.