La época otoñal es una de las mejores para empaparse de la belleza que desprenden sus paisajes. A lo largo de toda la extensión de Cataluña, son muchos los pueblos que adquieren una nueva dimensión por la belleza y el ambiente que desprenden.

Entornos naturales, patrimonio arquitectónico y un sinfín de motivos más que hacen de estos lugares una opción perfecta para disfrutar de esta temporada del año al máximo. 

Miravet

En la provincia de Tarragona se encuentra Miravet, uno de los entornos rurales más conocidos de la zona. Está situada muy próxima a la desembocadura del río Ebro, ofreciendo unas vistas y un entorno incomparable. Son muchos los motivos por los que Miravet merece la pena, sin embargo, su Castillo Templario, declarado Bien de Interés Cultural es uno de los principales. 

Castillo de Miravet, uno de los castillos más bonitos de Tarragona / GENERALITAT DE CATALUÑA

Por encima del castillo o de la iglesia, sus dos principales atractivos a nivel arquitectónico, destaca la belleza que impregna a sus calles. Ofreciendo un viaje a lo largo de cientos de años sin salir de Tarragona.

Siurana

En la comarca del Priorat se encuentra Siurana, en la zona más baja de la Sierra de Gritella. El aspecto que más llama la atención es que todo el pueblo se asienta a lomos de su patrimonio más importante, el castillo, uno de los últimos reductos de los musulmanes en la región de Cataluña. 

Imagen del pueblo de Siurana tomada al atardecer / INSTAGRAM - JORDI ROJALS

Los paisajes que ofrece a sus visitantes Siurana, hacen del otoño la mejor época para empaparse del patrimonio cultural y arquitectónico de la ciudad. Un entorno privilegiado rodeado de unas vistas para enamorarse. 

Mura

Mura es uno de los rincones de Cataluña más bonitos de la zona del Bages. Pese a su proximidad con Barcelona, a apenas 60 kilómetros de la capital catalana, no todo el mundo conoce la belleza de este pueblo catalán.

Detalle de los tejados de las casas del pueblo de Mura / INSTAGRAM - ANA BORANIEVA

En otoño, todo el entorno natural que rodea al núcleo urbano se tiñe de un característico tono marrón que envuelve a sus visitantes en un marco inolvidable. Además, a nivel cultural, la ermita de Sant Antoni o la iglesia de Sant Martí con dos de los lugares que no podemos dejar de visitar.