Una foto de archivo de unas uñas mordidas manos

Una foto de archivo de unas uñas mordidas manos

Curiosidades

Si tienes las manos así, sufres onicofagia

Morderse las uñas puede convertirse en algo peor si no se pone remedio a tiempo

17 diciembre, 2017 18:13

La onicofagia es el nombre científico que se le da al hábito de morderse las uñas. Ya sea por un estrés generalizado o en situaciones concretas, muchas personas recurren a esta práctica para liberar la tensión. Sin embargo, morderse las uñas tiene repercusiones tanto a nivel estético, ya que no proporciona exactamente una buena imagen de la persona; como para la salud, ya que contribuye a deteriorar los dientes, dañar las encías y los dedos.

Además, ponerse los dedos continuamente en la boca no es especialmente sano. Usamos nuestras manos para todo tipo de actividades y los virus y la suciedad pueden estar presentes. Además, si se realiza de forma muy compulsiva, los dedos se deforman y pierden su contorno original. Hay incluso veces que, superado el hábito, la uña no vuelve a crecer de forma normal, alcanzando una extensión menor a lo largo del dedo.

Según los expertos, morderse las uñas puede tener su origen en los primeros estadios de la infancia. Por todos es conocida la afición que tienen los bebés con sus manos cuando descubren que con ellas pueden influir en el entorno a voluntad.

Cuando esta costumbre se inicia en la niñez resulta más difícil eliminarla ya sin querer, se ha cronificado. Del mismo modo ocurre si se debe a motivos internos, normalmente desarrollados durante la infancia por traumas.

Aun así, si se debe a causas externas del día a día en el trabajo, con la pareja u otras situaciones de estrés es más fácil acabar con este vicio.

Para evitar mordernos constantemente las uñas los médicos recomiendan diferentes trucos que pueden ayudarnos a dejar este vicio. Mascar chicle o masticar regaliz nos permite mantener las manos lejos de la boca. Usar tiritas o cremas con mal gusto educa al cerebro a recibir ese input, o incluso se pueden llegar a usar guantes. Lo más importante, de todas formas, es reconocer las situaciones de estrés y no recurrir a las manos como vía de escape.