Cuando se compra un animal, hay que asegurarse muy bien de que realmente es lo que piensas porque si no podría ocurrir como a una familia de China, que durante dos años estuvo dando cobijo y criando a lo que creían que era un perro, pero que resultó ser un oso en peligro de extinción.
La historia se remonta a 2006, cuando la familia cuando Su Yun, residente en una villa cercana a Kunming en la provincia de Yunnan, decidió comprar una mascota para su familia. Eligió un perro, un cachorro de la raza mastín tibetano, o al menos eso pensaba ella. Desde los primeros días que el animal pasó en casa sorprendió a todos por lo mucho que comía. "Podía ingerir una caja de frutas y dos cubos de fideos cada día", confesó la mujer, dueña del supuesto perro, a los medios de comunicación locales.
“Cuanto más crecía, más se parecía a un oso”
A pesar de que los canes de la raza mastín tibetano se caracterizan por ser de color negro y de gran tamaño, el gran apetito de su nueva mascota hizo sospechar a la familia de que en realidad podría no tratarse de un perro. Esto, unido a su rápido crecimiento (casi metro de alto), a sus más de 100 kilos de peso y a su gran habilidad para caminar sobre dos patas terminaron de sacarles de su error: su nuevo amigo era un oso negro asiático, una especie que además de estar catalogada como en peligro de extinción es objeto del mercado ilegal de animales, donde se pagan varios miles de euros por hacerse con un ejemplar. Y es que se suelen utilizar partes del cuerpo de este oso para fabricar medicamentos.
“Cuanto más crecía, más se parecía a un oso. Y yo tengo un poco de miedo de los osos”, confesó Su Yun. Ante el peligro que conlleva un animal silvestre viviendo en casa y las consecuencias legales de tenerlo sin los permisos necesarios, la familia decidió avisar a las autoridades para que les ayudaran.
A partir de ahora vivirá en un centro especializado
El Centro de rescate de animales salvajes de Yunnan se hizo cargo de la situación. Tras comprobar que el animal no tenía rastro de lesiones y que su salud era la correcta, fue trasladado al centro. Pero antes fue necesario sedarlo, ya que el gran tamaño del oso intimidaba incluso al personal especializado.