El sexo provoca lesiones / PIXABAY

El sexo provoca lesiones / PIXABAY

Curiosidades

El misionero es responsable de una de cada cuatro lesiones sexuales

LELO ha detallado las principales lesiones que pueden sufrir los hombres y las mujeres al practicar sexo

15 junio, 2018 18:36

Practicar sexo de forma segura no sólo se refiere a la protección frente a las enfermedades de transmisión sexual o prevenir embarazos no deseados, sino también para evitar posibles lesiones físicas. Y es que, aunque parezca cómico, lo cierto es que también se sufren lesiones practicando sexo. Así lo demuestran los datos del portal Meetville, que indican que uno de cada tres adultos se lesiona practicando sexo.

“Hay estudios que demuestran que a veces nos dejamos llevar por la pasión y el deseo en nuestro afán de vivir un encuentro sin igual, y este torbellino de emociones e imaginación puede hacer que, al igual que los deportistas profesionales de alto nivel, acabemos lesionados”, ha explicado Alberto Gooding, responsable de LELO, marca de juguetes eróticos de lujo que ha querido hacer un repaso de las lesiones más comunes.

Raspones, quemaduras, dolores musculares…

Lesionarse practicando sexo ocurre con mayor frecuencia de la que se puede imaginar. Los hematomas que se producen por caerse de la cama o golpes contra mobiliario suponen casi la mitad de las lesiones que hombres y mujeres sufren practicando sexo. Asimismo, los raspones y quemaduras son también bastante frecuentes debido a que, al estar desnudos, la piel sufre mucha fricción contra tejidos ásperos como pueda ser la alfombra. El principal inconveniente es que la gran mayoría de las personas no se da cuenta de este tipo de lesiones hasta el día siguiente, cuando el archiconocido moratón hace su entrada en escena.

Mujer y hombre en la cama doliéndose de sus lesiones / LELO

Mujer y hombre en la cama doliéndose de sus lesiones / LELO

Mujer y hombre en la cama doliéndose de sus lesiones / LELO

Por otra parte, en muchas ocasiones la intensidad y pasión del momento hacen que la imaginación vuele e invite a practicar posturas acrobáticas sin medir las consecuencias. Muchas veces se olvidan los límites de la forma física de cada uno, por lo que es común sufrir calambres, tirones musculares o incluso, en los casos más graves, esguinces o dislocaciones.

Lumbares y piernas, las zonas que más hacen sufrir a las mujeres

Las mujeres cuentan con una mayor diversidad de lesiones, ya que hay más partes de su cuerpo que se ven sometidas a estrés físico. Según los expertos de LELO, ellas pueden sufrir lesiones en el músculo piramidal, que se encuentra entre el sacro y la cabeza del fémur y que obligamos a trabajar más de lo común si se mantiene las piernas abiertas durante mucho tiempo. Asimismo, este mismo tipo de sobreesfuerzos al que sometemos a los músculos practicando determinadas posturas (ya sea durante mucho tiempo o porque no es muy habitual dentro del repertorio casero) puede derivar también en contracturas musculares en las piernas, que también pueden ocurrir con la zona lumbar.

Los músculos vaginales también sufren porque, aunque pueda parecer asombroso, el misionero (una de las prácticas sexuales más básicas) es el causante de casi una de cada cuatro lesiones. Esto se debe principalmente a dos motivos: por una parte, el hombre puede realizar movimientos bruscos que, unido a la falta de lubricación, puede dar lugar a pequeños desgarros.

Dolor genital, poco frecuente pero muy doloroso para ellos

En el caso de los hombres, la gran mayoría de las lesiones sexuales suceden en los genitales. A pesar de que pueda parecer increíble, el pene puede partirse, y es precisamente este motivo el que lo convierte en el foco de origen de la gran mayoría de las lesiones que se producen practicando sexo.

Aproximadamente la mitad de los casos en los que estas lesiones tienen lugar se producen practicando posturas en las que la mujer se sitúa encima del hombre, ya que tiene una posición dominante. Asimismo, la masturbación es otra de las prácticas sexuales que más lesiones produce, generalmente debido a que los hombres sobreestiman la fuerza de su propio pene.