Las nuevas mochilas autopropulsoras han hecho pensar a muchos que el hombre ya puede alcanzar el sueño de volar. El problema son los riesgos asociados como los que corrió un hombre que, con ayuda de un Jetpack, se puso a surcar los cielos al lado de los aviones. Un hecho que investiga el FBI.
Los hechos sucedieron el pasado domingo cerca del principal aeropuerto de Los Ángeles (Estados Unidos), a las 18.35 horas. El piloto de un avión de American Airlines procedente de Philadelphia advirtió a la torre de control de que había visto pasar un hombre a 270 metros de su ala derecha. Minutos después otro piloto de la compañía Jet Blue informó de un suceso similar.
Peligrosidad
El FBI y la Administración Federal de Aviación (FAA, en sus siglas en inglés) se han hecho cargo de la investigación para esclarecer quien fue el sujeto que volaba a 1.000 metros de altura cerca de los aviones. Un hecho que pone en riesgo no sólo al sujeto, sino a la seguridad de los vuelos comerciales.
“Es muy peligroso”, revela Seth Young, un profesor de aviación de la Universidad de Ohio al The New York Times. Subraya que “el riesgo, obviamente, es que se produzca una colisión con el avión, o que la persona o un dron sean absorbidos por el motor” de la aeronave. Un hecho que ya se produce en ocasiones con algunas aves.
Prohibición
La FAA informa que con la popularización de los drones y otros vehículos eléctricos cada vez se dan más casos como estos. Un hecho que está claramente prohibido por ley y que requiere un permiso por parte de la citada administración.
Más extraño es ver a personas autopropulsadas por un motor cerca de un avión. Alguna vez se ha hecho, a modo de anuncio, con los permisos y medidas de seguridad adecuadas y en un espacio aéreo restringido.