Los calçots forman parte de la cultura catalana. Cultivados de una forma muy especial para que tengan esa forma tan alargada, se consumen desde el mes de noviembre hasta el mes de abril, siendo finales de enero el punto máximo.
Es habitual que los grupos de amigos o familias se reúnan durante este periodo para celebrar la calçotada, donde los comensales los consumen con salsa romesco y también todo tipo de carnes a la brasa: longaniza, costillas...
Seas de Cataluña o fuera, seguro que alguna de las siguientes preguntas te has hecho. Vamos a contestarlas una por una para que no te falte detalle:
¿Por qué se llaman calçots?
Esta variedad de cebollas tiernas debe su nombre a la especialización de su cultivo. Para alargarla y que tenga esta forma tan original, se utiliza una calza (calça, en catalán) para que la cebolla tenga que estirarse en busca de la luz del sol. De ahí nace su nombre, calçots, que suelen ir desde los 15 hasta los 25 centímetros.
¿Cuándo se comen los calçots?
No hay una fecha exacta, ya que la temporada va desde noviembre hasta abril del siguiente año. Aunque lo habitual es hacerlo a finales de invierno y principios de primavera, siendo los meses de enero, febrero y marzo los de más actividad.
¿Cómo se comen los calçots?
Comer calçots puede ser una ardua tarea para aquellos que no tenga experiencia. Hay mil maneras de disfrutarlo, pero los cánones mandan coger las hojas centrales con la mano derecha y la parte final con la izquierda. Todo ellos antes de mojarlo en la salsa romesco y llevarlo a tu boca.
Eso sí, para comer calçots hay que estar preparados: ensuciarte las manos e incluso la ropa es algo común para todos aquellos que disfrutan de las calçotadas.