Mientras la Costa Brava brilla con su renombre, al sur de Cataluña se extiende un rincón menos explorado pero igualmente fascinante. Allí, a los pies del delta del Ebro, la comunidad autónoma guarda un secreto bien guardado: playas vírgenes, alejadas del turismo masificado.
Y por si eso fuera poco, al ser menos conocido, la vivienda está mejor de precio y hay gangas que son dignas de tener en cuenta. Un claro ejemplo es la tremenda casa de 149 metros cuadrados que se vende por 65.000 euros.
Una ganga
El chalet, con tres habitaciones, baño, terraza, trastero y plaza de parking, cuenta además con una parcela de 200 metros cuadrados. Todo en un lugar perfecto.
Los alrededores tienen todo tipo de servicios, desde restaurantes a supermercados y hasta un spa. Y todo en medio de un parque natural que cada año atrae a millones de personas por su espectacular fauna, sus arrozales e incluso la única isla habitable de Cataluña. Hablamos de Deltebre.
Cómo llegar
La ruta hacia Deltebre es tan encantadora como el destino en sí. A menos de una hora en coche desde Tarragona por la autopista AP-7, la salida 39A marca el comienzo de una aventura que vale la pena. Sigue la N-340 y los carteles hacia Deltebre, y la TV-3401 te conducirá a este pueblo detenido en el tiempo, rodeado de arrozales y protegido por la naturaleza.
El trayecto hacia Deltebre es un regalo visual. Arrozales flanquean la carretera, reflejándose como espejos en el atardecer. Este entorno fluvial, que da nombre al municipio, crea una atmósfera mágica y transporta a los viajeros a un lugar donde el tiempo parece detenerse.
Las lagunas de Riumar
Antes de llegar al cabo que forma el delta, está Riumar. Este rincón no solo ofrece una impresionante playa urbana de más de un kilómetro, sino también una oferta gastronómica que deleita a los paladares más exigentes. Desde arroces con conejo hasta platos de marisco, es el lugar perfecto para disfrutar antes de sumergirse en las aguas cristalinas.
Cruzar las lagunas naturales de Riumar lleva a la playa de la Bassa d’Arena. Con 40 metros de arena y tres kilómetros donde el naturismo se impone, esta playa ofrece un espacio para los amantes de la tranquilidad. Perros paseando libremente, nudistas disfrutando del Mediterráneo y pescadores buscando su próxima captura, todo mientras la naturaleza se despliega majestuosamente.
Un lugar único
Después de atravesar la Gola del Pal, emerge la playa de la Marquesa. Con dunas de arena firme y aguas cristalinas, este tramo de costa enamora a los visitantes. Al norte, tras 2.5 kilómetros de arenal, se encuentra el restaurante Los Vascos, un lugar icónico que marca el límite entre esta playa y la famosa del Fangar, conocida como la del Faro.
El final de este viaje te lleva a la playa del Fangar, famosa por su acceso directo por carretera y su oferta culinaria variada. Aquí, en el límite entre la costa y la tierra, el restaurante Los Vascos y la playa del Fangar se funden en una experiencia que deleita tanto al paladar como a los sentidos.