En el municipio de Tivissa, en Tarragona, hace muchos años vivían juntos ciudadanos cristianos y ciudadanos musulmanes. Habitaban todos en la misma villa, pero en realidad no convivían. Cuando caía la noche, los musulmanes tenían que irse hacia sus casas, que estaban separadas del pueblo, en un lugar llamado Marca de Dalt.

Resulta que en aquella época, una familia cristiana de clase media tenia una hija de gran belleza y muy trabajadora que se llamaba Margarita. En el barrio de los musulmanes, al mismo tiempo, había una familia humilde que tenía un hijo muy apuesto llamado Benalí

Amor imposible

Margarita y Benalí se veían muy a menudo y se acabaron enamorando, pero lo mantuvieron en secreto ya que sabían que la relación entre ellos no sería aceptada por el pueblo. Aun así, cierto día fueron descubiertos y se corrió la voz por toda la población. Automáticamente, los padres de Margarita decidieron encerrarla en casa castigada y no la dejaron salir hasta que les pareció que se había olvidado del chico. Ella, astuta, decidió disimular y siguió adelante con su historia de amor. Los padres la volvieron a descubrir y la volvieron a encerrar, pero ésta vez consiguió escaparse con su amado.

La gente del pueblo se pasó toda la noche buscándolos y ya de madrugada, una musulmana los encontró al pie de un peñasco, ligados con un pañuelo de seda, muertos y ensangrentados

Margarita fue enterrada en la Plaza Baranova, en el cementerio de Tivissa, y Benalí, en el cementerio de musulmanes. En recuerdo a estos hechos, hoy día existe el Tormo de la Margarita.

Tormo de la Margarita

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