El pasado medieval de Cataluña ha dejado grandes iglesias, monasterios y templos dedicados al dios cristiano. Arquitectos y artistas han dejado su impronta y con ella un legado que permanece intacto en muchas ocasiones y que fascina a propios y extraños.
Uno de estos edificios que saca el hipo es el monasterio de Santes Creus. Considerado patrimonio histórico de España, esta abadía situada en la provincia de Tarragona eses un ejemplo de la arquitectura de la Edad Media y testimonio de la historia de Cataluña. Por su claustro han paseado como Pere III y Jaume II, personajes cuyos cuerpos yacen allí enterrados.
Claustro original
Desde sus orígenes, el monasterio contó con un modesto claustro románico construido a finales del siglo XII y principios del XIII. Una parte de la que se conserva poco, ya que Jaime II ordenó su demolición en 1313, sin perturbar las dependencias existentes en el entorno claustral. Del claustro original, solo pervive el templete que alberga la pila-lavadero, donde los monjes se purificaban tras las labores agrícolas. Este templete de planta hexagonal exhibe arcos de medio punto sobre columnas de doble fuste, con una cubierta de crucería que ostenta la cruz heráldica del monasterio.
Por otro lado, la columna central que conectaba con el claustro fue eliminada para ampliar el acceso, y la cubierta exhibe una crucería con porciones de bóveda apuntada, destacando la cruz heráldica del monasterio. Aun así, mantienen su encanto, tanto que National Geographic lo ha incorporado en la lista de claustros más espectaculares de España, siendo el único situado en Cataluña.
¿Qué tiene de especial?
A pesar de que la mayor parte del claustro ha desaparecido, el que se reconstruyó entonces y del que se mantiene prácticamente todo no desmerece tanto. De allí que sorprenda a la prestigiosa revista de viajes.
Fruto de la maestría del inglés Reinard de Fonoll y continuado por Guillem de Seguer, el actual es un claustro fundamentalmente gótico. En él se aprecian los grandes arcos agudos que cobijan elaboradas tracerías que parten de las columnas laterales y otras dos en el centro.
Los fantásticos capiteles
En total se despliegan cuatro galerías cubiertas con bóvedas de crucería. Uno de los puntos que más destaca son sus ocho ventanales en las crujías mayores y los otros siete en las menores. Su apertura deja pasar la luz creando una atmósfera celestial a un espacio de refinado estilo gótico, exultante en sus arcuaciones, estilizadas columnas y bóvedas de ojiva.
Por lo que respecta a los capiteles, el trabajo escultórico es casi de orfebrería. Ricos en iconografía, narran diversas escenas bíblicas y exhiben motivos vegetales. Pero sobre todo destaca la gran cantidad de animales góticos, mitológicos y fantásticos que han hecho correr ríos de tinta en diversos estudios y novelas. Una de las cosas que más encanta a la publicación internacional.
¿Qué gusta a National Geographic?
En este rincón sublime reposan las tumbas murales de nobles catalanes y otras pinturas que incluyendo una representación de la Anunciación que dan vida a las paredes que han sido testigos de siglos de historia.
National Geographic rinde homenaje a este monumento nacional en el que destaca el claustro de forma especial. Subraya que los tres monasterios de Santes Creus se caracterizan “por una arquitectura sobria”, sin embargo, el claustro “se saltó esta condición con una decoración exuberante de figuras de todo tipo”.
El monasterio de Santes Creus
Pero más allá del claustro, el monasterio brilla también por su monumentalidad. Fundado en 1160, Santes Creus vivió su época dorada entre los siglos XIII y XIV, marcada por su estrecha vinculación con la nobleza y el linaje real. La iglesia, abierta al culto en 1225, es un testimonio de la transición del románico al gótico.
Aunque emana una sensación de ligereza y grandeza, la iglesia es un templo sólido y austero que contrasta marcadamente con el esplendor del claustro, erigido en el siglo XIV como el primer ejemplo de estilo gótico en la Corona de Aragón. Con una arquitectura sólida y austera, la abadía encarna el modelo canónico de los monasterios del Cister, compartiendo distinción con Vallbona de les Monges y Poblet.
Visitar Santes Creus es sumergirse en un pasado donde la pureza y la separación del mundo se materializaban en un punto arraigado en la tierra. En la apacible orilla del río Gaià, se alza imponente un monasterio que todavía hoy impresiona.