Si alguien te dice Sin noticas de... muchos de vosotros automáticamente diríais Gurb porqué aquel libro de Eduardo Mendoza se nos clavó en el corazón y en la memoria. En la novela, Gurb, es un extraterrestre, pero si te decimos que hay un pueblo de Cataluña que se llama así, ¿cómo te quedas?
Sí, es un municipio que se encuentra en la comarca de Osona, en la Plana de Vic, haciendo frontera con el Llusanés en la provincia de Barcelona y a una hora de la capital catalana.
Está formado por cuatro parroquias: Sant Andreu de Gurb, Sant Julià Sassorba, Sant Cristòfol de Vespella y Sant Esteve de Granollers de la Plana. Aquí se encuentra la famosa Casa Tarradellas. No sabemos si estarán empachados de tanto fuet o es que solo se alimentan de ello y están ya muy acostumbrados.
Qué hacer en Gurb
Además de buscar extraterrestres y comer fuet, la idea es pasar un día agradable descubriendo este municipio. ¿Qué podemos ver?
- El Bosque encantado de Gurb: Una excursión ideal para hacer con niños ya que, por el camino, hay figuras de madera como dragones, pájaros, brujas... y ¡Atención el recorrido no es lineal!
- Castillo de Gurb: Se alza detrás de la vieja iglesia parroquial de San Andrés y está coronado por una gran cruz de hierro. Tras su casi ruina desde el siglo XIV, apareció, en una excavación de 1968, la base de una gran torre circular, fragmentos de muralla, los inicios de un arco y una cisterna. También, se encontraron los restos de la capilla de San Esteban.
- Iglesia de San Andreu de Gurb: Con elementos románicos y neoclásicos. De las cuatro que hay en el pueblo es la parroquia más grande y está situada al pie de la colina del castillo de Gurb, a 563 metros de altitud.
- Iglesia de San Esteban de Granollers de la Plana: Es de estilo románico y está situada en una pequeña colina al pie de la carretera de Vic a Manlleu. El interior ha sido restaurado recientemente.
- Iglesia de San Julián de Sassorba: Se encontraba dentro del término del castillo de Gurb y tiene la condición de parroquia desde el año 997. El control de esta iglesia creó numerosos conflictos entre los señores del castillo de Gurb y el obispado de Vic. Las disputas comenzaron hacia el año 993, cuando fue asignada, como el resto de parroquias de la zona, al clérigo Bonfill por el obispo Froia.