La era tecnológica ha hecho desaparecer muchos oficios. Los pueblos de interior y de montaña suelen ser los que más conservan algunos trabajos, pero poco a poco también se pierden.
Ante esta situación, la población de un municipio del Pirineo catalán ha decidido poner medidas. Y es que si la Iglesia tiene cada vez más problemas para atraer a la población civil a hacerse cura, tampoco es fácil encontrar a nadie que toque las campanas.
Sonidos olvidados
La misma Sagrada Familia fascina a sus visitantes y vecinos cada hora. Ya no se escuchan campanas, sino músicas pregrabadas. Algo que también sucede ya en algunas localidades y templos menos conocidos.
Hartos de esta situación, en la Vall d’en Bas (La Garrotxa), han decidido crear una escuela de campaneros para que la gente pueda tener bien claro en qué consiste esta profesión y todos sus secretos. No son pocos.
Detalles importantes
A pesar de que muchos piensan que las campanas sólo suenan para dar la hora y los cuartos, no es así. En su día, las campanas redoblaban si había una comunión, una boda, un entierro, misa, se iba a dar la extremaunción… Y tantas y tantas otras prácticas.
Los expertos recuerdan que en su día incluso podían saber si el muerto era hombre, mujer o niño en función del sonido de las campanas. Ahora, si suenan, lo hacen de forma pregrabada, sin ningún tipo de matiz.
Iniciativa ciudadana
“El conocimiento del lenguaje de las campanas y de las técnicas tradicionales para hacerlas sonar casi se ha perdido completamente y, en la actualidad, no hay ningún campanero en la Garrotxa que toque las campanas a mano de forma periódica”, lamentan desde el ayuntamiento de la Vall d’en Bas.
El consistorio trabaja desde 2020 con el campanero Xavier Pallàs, que lleva años pidiendo recuperar la tradición. En octubre, por fin, este proyecto ha visto la luz. La Escola de Campaners de la Vall d’en Bas ya es una realidad.
Objetivos
La iniciativa nace con la voluntad de “ayudar a preservar y recuperar los toques tradicionales de las campanas, que son parte del patrimonio inmaterial”, explican. Por eso, desde la sede de Joanetes y con el conocimiento de Pallàs, Llorenç Llongarriu y su hijo Albert, este oficio se espera recuperar.
El consistorio asegura que Llorenç “todavía recuerda los toques y la forma de hacer sonar las campanas”, un conocimiento que ya ha pasado a su hijo y, desde ahora hasta junio, a los alumnos de la nueva escuela que lleva su nombre
Las clases
Entre los contenidos que se enseñan en el curso, destaca la creación de una nueva consueta de campanero, donde se recojan los toques manuales del campanario y donde se establezca un calendario para interpretar los toques en fechas o eventos señalados. "La Escuela quiere contribuir a formar una nueva generación de campaneras y campaneros, que mantengan vivas las campanas, recuperando los toques manuales y las formas tradicionales de tocar", recalca el alcalde Lluís Amat.
Este centro docente ofrece 12 plazas para alumnos de entre 14 y 74 años y la formación será tanto teórica como práctica. Esta última se lleva a cabo en Joanetes, pero por razones de espacio el grupo se dividirá en dos y pasarán de seis en seis. En cuanto a la parte teórica, se hace allí y en el Can Trona- Centre de Cultura i Natura. Tras esto será necesario saber si la población será capaz de descifrar por quién doblan las campanas.