¿Cuántas veces hemos oído hablar de esa persona que se llamaba Dolores y de apellido Fuertes de Barriga? Este chiste tiene su versión real, de calle y catalana.
Hay familias que se juntan y no se dan cuenta de que la combinación de sus apellidos genera nombres curiosos. Tal vez no es una cosa a tener en cuenta a la hora de enamorarse, pero es un riesgo para la infancia de los hijos, que deben estar preparados para todo tipo de chistes y ocurrencias.
De bebidas y puertas
Un caso claro de lo que hablamos es el de Mateo Verd Mut, que por su sonoridad ya saben a qué bebida alcohólica se parece. Nada tiene que envidiarle Mateo a M. Estrany Gendre o a L. Tremolosa Serra, personas que prefiere no dar el nombre por privacidad.
Lo mismo le sucede a J. Porta Guerra o A. Porta Raves. Algo que tampoco se sabe de estas dos personas es si tienen algún lazo familiar. Eso daría a pensar que es una familia con mucho sentido del humor. Cosa que podríamos decir de J. Morro Pla y M. Morro Roig.
De cuellos, compresas y preservativos
Y ya que empezamos con los apellidos que hacen referencia a ciertas partes del cuerpo. Los apellidados Coll se llevan la palma. Hay registros de combinaciones como: M.A. Coll Florit, J. Coll Fort, J. Coll Gras, A. Coll Fort, A. Coll Venut y, para rematar, A. Coll Vert.
Por último, destacar que, si existe el personaje de Juan sin miedo, en Cataluña está Joan Brau i Valent. ¡Ah! Y la publicitaria Eva Fina Segura. Claro que poco pueden hacer todos ellos a A. Condó Porquet.
Combinado con profesiones
Pero si las combinaciones de apellidos o de nombres y apellidos son curiosas. Todo esto, sumado a las profesiones se producen joyas como las de Josep Antón Camppreciós, que con este apellido se convirtió en jardinero. Además, no fue famoso por esta casualidad, sino también por ser el encargado del césped del Camp Nou durante muchos años.
Policarpo Poli parece que también tuvo su destino escrito gracias a sus padres. Fue policía. Pero bueno, el señor Matesanz, pronunciado en catalán como mata-sans (mata sanos), no tuvo problemas para ascender en su campo de estudio y convertirse en el director general del Insalud en 1999.
Guinda final
A Carme Nadal su apellido también le iba de lujo para su profesión, vendía figuras para el belén. Jaume Pera Lahuerta hizo lo propio y devino jardinero, como también lo fue Narcís Rosés Ametller.
Por último, y para no cansar al lector, destacar X. Tàpies Tortes, una paleta cuya carta de presentación no era su apellido.