Dentro del ámbito de las monarquías, han existido nombres que se han considerado de mala suerte, evitándolos en gran medida por las distintas dinastías en el poder. En esta ocasión, nos enfocaremos en una creencia supersticiosa que ha tenido cierta influencia, de alguna manera, en la elección de nombres para los próximos miembros de la familia real británica. Casualmente, se trata de un nombre sumamente popular en Cataluña.
Si se consulta a la mayoría de los expertos en historia real acerca del monarca británico más infortunado, es probable que mencionen al rey John. John, el hijo más joven sobreviviente del rey Henry II y Leonor de Aquitania, ostentó el trono desde el 27 de mayo de 1199 hasta el 19 de octubre de 1216.
El 24 de diciembre de 1166, vio la luz el monarca John I en el Palacio de Beaumont en Oxfordshire, Inglaterra.
Apodado como Juan Sin Tierra (John Lackland) debido a la falta de tierras prevista para él, se le atribuye una gobernación torpe y problemática. Siendo uno de los vástagos más jóvenes de Henry II, Juan jamás tuvo la expectativa de ascender al trono. No obstante, tras la inesperada muerte de su hermano, el rey Richard I, heredó la corona.
El terrible reinado de John I
Lo que más se recuerda del reinado de John fue la pérdida de las joyas de la corona. Asimismo, este rey fue célebre por haber ratificado la Carta Magna y por incumplir sus compromisos de salvaguardar a varios grupos, lo que generó la revuelta de los Barones.
El rey contrajo matrimonio en dos ocasiones, primero con Isabella, condesa de Gloucester (1189-1199), y luego con otra Isabella, esta vez condesa de Angulema. Fruto de su segundo enlace, tuvo cinco hijos, entre ellos Henry III, Richard, conde de Cornualles, Juana, reina de Escocia, Isabel y Leonor, condesa de Leicester. Además, engendró a dos hijos ilegítimos: Richard FitzRoy y Juana, Dama de Gales.
De acuerdo con los historiadores especializados en realeza, John fue un hombre cruel y egoísta, siendo frecuentemente retratado como un villano en la cultura popular, como se evidencia en las leyendas de Robin Hood. Su hijo Henry III lo sucedió tras su fallecimiento.
El 19 de octubre de 1216, John I falleció en el Castillo de Newark, Nottinghamshire, a los 49 años, aparentemente a causa de la disentería tras consumir en exceso melocotones. Sus restos descansan en la Catedral de Worcester.
Desde entonces, el nombre John ha sido escasamente empleado por la realeza británica, pues se teme que el niño que lleve este nombre vuelva a protagonizar un reinado tumultuoso y tiránico como el de su antepasado.
El nombre Juan en Cataluña
Juan, el equivalente catalán de John, es uno de los nombres más populares de nuestra tierra. Viene del hebre yohannan, que significa "Dios es propicio, se ha compadecido". Una de las primeras figuras históricas en “promover” este nombre fue Sant Joan Baptista. Existen además muchos arquetipos regionales que se llaman John. Está el John Bull inglés, el Juan Español de España o el Jan Ass de Holanda. Su abundancia en Cataluña es comparable con la de Josep y ha ocasionado que el nombre compuesto Juan Josep sea también uno de los más populares, llegando a estar en el top 100 de 2010 junto otros nombres compuestos como Joan Antoni o Joan Manel.