Al este de la región de Ripollés, en Girona, surge el encantador pueblo de Beget, una villa medieval ubicada en la cabeza del río Llierca que parece haber quedado atrapada en el pasado. Su atmósfera apacible se enriquece con un valioso legado arquitectónico y cultural, en el que sobresalen sus dos puentes del siglo XIV y su encantadora iglesia de estilo románico.
Un conjunto arquitectónico de gran valor
Beget, una pequeña localidad que forma parte del municipio de Camprodon, se encuentra entre la Alta Garrotxa y las primeras estribaciones de los Pirineos. En la actualidad, su población apenas supera los 20 habitantes, pero en torno a 1860, contaba con una comunidad de unos 1300 vecinos.
Este conjunto arquitectónico presenta la particularidad de haber conservado todas sus edificaciones medievales construidas en piedra. Sus calles angostas, plazas centenarias y diversos monumentos románicos añaden un aire pintoresco al lugar. El núcleo central de Beget se erige como el principal atractivo, resaltando la iglesia románica de San Cristóbal.
Permanece inalterable hasta hoy, el valioso conjunto arquitectónico de Beget, con sus empedradas calles, hermosas plazas, construcciones medievales y vestigios románicos. Entre los puntos más notables se encuentran los dos puentes que datan del siglo XIV y que se han convertido en uno de los elementos más icónicos de la localidad.
Un rincón medieval cerca de Barcelona
Explorando las pintorescas y estrechas calles de Beget, nos encontraremos con otras edificaciones de interés, como la Torre del Reloj y la iglesia de San Cristóbal. Este templo románico, construido en 979, constituye el tesoro de la villa. En su interior, preside el altar mayor un retablo barroco (año 1682) con la imagen de Cristo Majestad.
En lo que respecta al resto de la localidad, se trata en realidad de poco más que una calle serpenteante que cuenta con algunos callejones a ambos lados. El río es cruzado por dos encantadores puentes medievales en diferentes puntos, y la mayoría de las viviendas y calles mantienen la apariencia original de tiempos remotos, donde la piedra juega un papel protagónico.
Uno de los factores que posiciona a Beget como uno de los pueblos más hermosos de Cataluña radica en su relativa autenticidad. Aunque los fines de semana no carece de visitantes, no transmite la impresión de haber abrazado una belleza artificial. Su gran logro consiste en haber preservado la esencia campestre que debió caracterizarlo en el pasado, todo ello sin un propósito deliberado.
Los alrededores de Beget
Además de disfrutar del centro urbano, es recomendable descubrir los alrededores naturales que rodean la localidad. Es posible darse un chapuzón en las conocidas pozas de Beget, tres amplias piscinas naturales de aguas cristalinas, o emprender rutas de senderismo que llevan a Olot, Setcases o Prats de Molló.
La localidad es reconocida entre los aficionados al senderismo y a la bicicleta de montaña, siendo punto de inicio o paso obligado para quienes exploran los valles. Entre las opciones más concurridas, se destacan las ascensiones al pico Comanegra (1.557 m) y al Pic de les Bruixes (1.393 m), así como el trayecto que conecta Beget y Oix, una ruta de 13,5 km muy apreciada por los visitantes.
Cómo llegar a Beget
El recorrido desde la ciudad de Girona hasta Beget toma aproximadamente una hora y media por la carretera C-66. Desde Barcelona, el trayecto se extiende a unas 2 horas y 20 minutos a través de la C-17.