Con la llegada del mes de agosto, cuando los rayos del sol proyectan su calor y estamos de vacaciones, es natural empezar a planear escapadas de fin de semana para disfrutar en buena compañía. Una elección perfecta para esto es la Costa Brava, ya que aunque hay playas masificadas, existen parajes que el turista aún no ha descubierto. Y si nos adentramos en detalles, no podemos dejar de mencionar Llafranc, una de las encantadoras localidades costeras perteneciente a Palafrugell.
Qué hacer en Llafranc
Llafranc, aunque no tan renombrada como sus vecinas, es una villa pintoresca que desborda encanto en cada rincón. Al pasear por sus calles, es posible descubrir elementos emblemáticos, como la Iglesia de Santa Rosa de Lima, con su fachada blanca y su historia de más de un siglo; también la Casa Rosa, datada en el siglo XIX, y la Casa Bravo, de igual época.
Pero como corresponde a un municipio en la Costa Brava, su playa es el plato más destacado, con una extensión de 360 metros de largo por 40 de ancho. El telón de fondo está adornado por las típicas casas blancas de la región de Girona. En el centro de la escena, la arena dorada, las coloridas embarcaciones y las aguas transparentes. A su vez, un área rocosa invita a practicar el snorkel y observar la vida marina.
En cuanto a contemplar Llafranc desde las alturas, la montaña de Sant Sebastià, con sus aproximados 168 metros de elevación, ofrece una perspectiva única. Desde allí, el mirador de Sant Sebastià regala una vista panorámica de la villa que hemos recorrido en estas líneas.
Paseo por Llafranc
La ensenada de Llafranc y su paseo junto al mar brindan la ocasión perfecta para admirar el océano y capturar las más sobresalientes imágenes, especialmente al caer el sol.
El Cap de Sant Sebastià y el puerto resguardan algunos elementos con estructuras ancestrales que evocan su pasado de villa marinera.
Asimismo, en la montaña de Sa Guarda te encontrarás con otras edificaciones y diseños de tiempos pasados, como la capilla de Sant Baldiri, la torre de observación y, en la distancia, la Cova de Sant Roc, un espacio iluminado por la figura de la virgen.
Para concluir, no podemos omitir el faro de Sant Sebastià, emplazado en la misma montaña que hemos mencionado, aproximadamente a la misma altura. Inaugurado en 1857, se destaca como el faro más potente de toda la costa catalana, cuya luz se extiende a lo largo de 60 kilómetros. Junto a este, se encuentra el yacimiento íbero de Sant Sebastià, un dato importante para recordar durante tu visita a Llafranc.
Cómo llegar a Llafranc
Ir en coche es la opción más fácil, aunque quizás la alternativa más sugerente es la caminata por el Camí de Ronda, una ruta costera que conecta los pueblos de la Costa Brava junto al mar.