Cuando llega el verano, hay ganas de visitar los numerosos pueblos de Cataluña. El problema es que, si no te gusta el gentío, lo normal es encontrarte con un montón de turistas. Y es que las escapadas rurales de fin de semana están experimentando una popularidad sin precedentes.

Ante esta situación, ¿existe alguna forma de seguir disfrutando del entorno rural, conectar con la naturaleza, disfrutar del aire puro... sin tener que lidiar con la muchedumbre? ¡Sí! Siempre puedes optar por visitar aldeas casi deshabitadas donde poder desconectar y respirar aire puro sin que nadie más te moleste. Aquí van seis que encontrarás por toda España, aunque, por motivos obvios, empezaremos por la catalana.

Baguergue, en Lleida

Baguerge

Flores rojas, blancas o violetas decoran las calles de Baguergue durante todo el año, un casco histórico que forma parte del Patrimonio Arquitectónico de Cataluña. Se trata de una aldea habitada por 105 vecinos que logra dejar sin palabras a sus visitantes.

Peñalba de Santiago, en León

Peñalba de Santiago es un poblado minúsculo con tan solo 21 habitantes. Allí no solo podemos deleitarnos con las típicas viviendas montañesas de piedra, pizarra y madera, sino también con una iglesia de estilo mozárabe y maravillas naturales que raramente se observan fuera de la pantalla.

Valverde de los Arroyos, en Guadalajara

Valverde de los Arroyos da la oportunidad a los fans del senderismo que vivan cerca de Madrid a vivir una gran excursión. Merece la pena pasar un día allí porque no verás ni siquiera un cable telefónico en las calles, ya que se encuentran prohibidos para preservar la pureza del entorno.

Viniegra de Arriba, en La Rioja

Viniegra de Arriba

Tal como sugiere su nombre, Viniegra de Arriba se halla en lo más alto, rodeado de picos que se acercan a los 2.000 metros de altitud. Este encantador pueblo medieval forma parte de las Sierras de la Demanda, Urbión, Cebollera y Cameros, un lugar donde podemos perdernos con lugares la Laguna del Glaciar o sus innumerables montañas, que han sido testigos de todo.

A Ponte Maceira, en Santiago de Compostela

Otra de estas diminutas aldeas que merece una visita es, sin duda, A Ponte Maceira. Es un punto de referencia en el peregrinaje del Camino de Santiago, presenta un puente medieval digno de un cuento y molinos de agua que nos trasladan a tiempos lejanos. Es tan hermoso que incluso Correos le ha dedicado su propio sello.

Robledillo de Gata, en Cáceres

Robledillo de Gata

Si visitas Robledillo de Gata creerás que has viajado al pasado: edificaciones elaboradas con barro, madera y piedra; parte de los fundamentos de su casco antiguo se encuentran en la ladera de una montaña y cuenta con pasadizos subterráneos que conectan algunas de las casas de sus 120 residentes. ¡Puedes jugar a ser un explorador subterráneo si te apetece!

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