No hay pueblo sin leyenda y la de este municipio de Girona, va más allá de su término municipal. Ya no es que se hable de un monstruo, sino también hay un misterio sobre un habitante histórico.

Sí. Banyoles también tiene un supuesto monstruo y los restos de una persona de color, conocida de forma coloquial como el negro de Bañolas. Un título que ya no ostenta por dos motivos: ya no está allí, ha sido devuelto a Botsuana, su país de origen, y porque no es muy políticamente correcto.

El lago 

Más allá de todos estos mitos, leyendas e iconos, el lado sigue atrayendo a los visitantes por su encantador enclave. Con un paseo increíble acondicionado para paseantes, ciclistas y patinadores, todos ellos se sienten refugiados por la naturaleza que les rodea.

Siete kilómetros de paseo que no hace falta hacer enteros. Uno puede decidir subirse algunas de las barcas y remar con su pareja, al más puro estilo película romántica. O simplemente a solas o con los amigos. Uno se puede pasar horas en este estanque, el más grande de Cataluña, y esperar hasta ver el atardecer. Los colores dejan a todos boquiabiertos.

Historia 

Banyoles, en todo caso, tiene mucho más que un lago. Su casco histórico está repleto de construcciones de la época medieval. Sus casas empedradas, la muralla con glorietas góticas y planta hexagonal o la iglesia de Santa María dels Turers, dan buena prueba de ello.

Otro lugar imprescindible es la plaza mayor. La arena central y los árboles son ideales para sentarse en los bancos y contemplar desde allí las arcadas de los edificios que la rodean. Un lugar ideal en caso de que el sol apriete o se ponga a diluviar.

Un poco de todo 

La Llotja del Tint o la Pia Almina también son dos construcciones que uno no puede dejar de ver. La primera es una fábrica medieval que se dedicaba al tinte de ropa y tejidos de lana que aún conserva su estructura original. La segunda, un palacio gótico fruto de la unión de dos casas románicas del siglo XIII, que luego fue institución benéfica que repartía comida y ropa a los desfavorecidos y desde hace reconvertido en Museo Arqueológico Comarca.

Deporte, naturaleza, cultura e historia. Un combinado perfecto para una escapada de dos días o una semana apartada del mundanal ruido. Y además, a tan sólo 22 kilómetros de Girona y a unos 120 de Barcelona.