La inflación que ha provocado la guerra entre Ucrania y Rusia también ha afectado a las cervezas. Como todos los productos de consumo, el precio de esta bebida alcohólica se ha disparado en los últimos meses y en julio, el último dato disponible, su inflación alcanzó el máximo en dos décadas, superando el 7%.
"El barril de cerveza me cuesta ocho euros más caro que a principio de año porque han hecho dos subidas, una en enero y otra en junio, y nosotros no hemos subido nada hasta ahora", asegura el propietario del Bar Hermanos Guío-El Museo de las Patatas de Madrid.
Los precios, por las nubes
El hombre asegura que "si siguen subiendo los precios, habrá que cerrar. ¿Tú te imaginas que yo hago con la cerveza como hacen con el gas, que cada tres meses te suben el precio? Y esto es el principio, a ver este invierno… ahora la gente está descontrolada, fiesta, fiesta… ¡Espérate dentro de un par de meses!".
A pesar de que a pie de calle, los consumidores no han notado demasiados cambios, fundamentalmente, porque los bares han asumido generalmente las subidas, sí que se ha evidenciado en los precios disparados del gas natural, que han hecho que varias grandes plantas de fertilizantes en Reino Unido, Polonia y Noruega paralicen su producción en agosto.
Problema de desabastecimiento
La urgencia se hace de notar en los países del norte de Europa, pero los expertos aseguran que "acabará llegando a España, lógicamente". Y eso es lo que se está empezando a notar en los bares: "Cobrarles más caro la cerveza que el vino a los clientes, como estrategia de negocio, nos afecta mucho, nos ralentiza la venta, nos quita mucho margen de beneficio y, a final de mes, el beneficio es prácticamente cero por la cerveza".
Así las cosas, lo que más temen los hosteleros es si hay un desabastecimiento de la cerveza: "Ahí sí que habría un problema porque no habría materia prima para vender, y si no hay para vender no hay para facturar, y si no hay para facturar no hay para pagar los sueldos…".