Los fábricantes de tabaco deben encargarse de las colillas. Tienen de plazo hasta el 6 de enero de 2023, fecha máxima de plazo para la aplicación de la ley de residuos y suelos contaminantes, que entró en vigor este mes de abril.

La normativa europea sobre los plásticos de un sólo uso prohíbe la comercialización de utensilios que contengan este tipo de material --desde cubertería, platos y pajitas a bastoncillos de algodón-- afecta directamente a la industria a la industria tabaquera. Las boquillas de los cigarrillos contienen acetato de celulosa.

Riesgo ambiental

El director general de Calidad y Evaluación Ambiental del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, Ismael Aznar Caño, ha sido tajante durante el congreso del Comité Nacional para la Prevención del Tabaquismo (CNPT): las tabaqueras deberán recoger y encargarse las colillas.

La ley obliga a los productores de tabaco, como a cualquier fabricante de plástico, ha implicarse en las tareas de recogida de este tipo de materiales.  En este sentido, Aznar recuerda que “el tabaco tiene un coste alto desde el punto de vista medioambiental, no sólo en lo que supone de contaminación de todos los espacios, sino de tala de árboles, por ejemplo”.

 

La misma normativa europea recuerda que los filtros son el segundo artículo de plástico de un solo uso que más se encuentra en las playas de la Unión Europea. Por ello, indica, los Estados deben adoptar medidas “para reducir el vertido de basura dispersa procedente de los residuos ocasionados por el consumo de productos del tabaco con filtros que contienen plástico”. Pero no son los únicos, sino que amplía la responsabilidad al productor y las campañas de concienciación.

Las boquillas son, además, uno de los residuos plásticos más difíciles de erradicar porque tardan mucho en descomponerse y, no sólo eso, sino que a medida que lo hacen liberan todos los componentes tóxicos que han quedado en ella, alquitrán, nicotina y todo tipo de sustancias que lleva el cigarrillo.

Precio a pagar

Se estima que dos tercios de los más de 5,6 billones de cigarrillos que se fabrican con acetato de celulosa acaban arrojados al mar de forma irresponsable. Si se quiere ver a nivel nacional, los últimos daros indican que en España se consume, aproximadamente, 32.800 millones de cigarros. De todos ellos, el 15%, con sus respectivos filtros acaban en las playas.

Sobre el coste concreto que requiere erradicar estos filtros hay poca concreción. Un dato revelador y aproximado lo ofrece la Fundación Rezero quien calcula que cada municipio de Cataluña dedica entre los 12 y 21 euros por habitante al año en recoger y limpiar las colillas de sus espacios públicos, cifra que es mucho más elevada en las costas.