A Malcolm MacDonald se le cayó el pene en 2014. La causa de tan inusual mal fue una grave infección sanguínea que terminó en una necrosis del órgano sexual. No obstante, a pesar de la magnitud de la afección, sus testículos quedaron intactos.
“Cuando vi que mi pene se ponía negro, me asusté mucho. Fue como una película de terror. Estaba en pánico. Sabía que en el fondo lo había perdido”, ha relatado el británico a The Sun.
Un pene artificial
Y es que según cuenta, tras visitar varios especialistas, nadie pudo solucionarle el problema lo que le llevó a caer en una depresión, que desencadenó una adicción temporal al alcohol. Si bien su suerte cambiaría dos años después al conocer a David Ralph, el médico que le ofrecería la posibilidad de construirle un sexo artificial con tejido sobrante del brazo.
La creación del nuevo órgano fue todo un éxito hasta que llegó el momento de la intervención definitiva. En mitad de la cirugía, el equipo de Ralph tuvo que detener la operación debido a la falta de oxígeno en la sangre del paciente.
La segunda intervención se retrasó seis años
Malcom ha tenido que vivir durante todo un sexenio con un pene artificial colgando del brazo. El británico atribuye la demora a las confusiones en la programación, la escasez de personal y, sobre todo, a la pandemia de coronavirus.
Finalmente, MacDonald volvía a pasar por quirófano a inicios de este 2022. El trasplante se saldaba con éxito tras nueve horas de operación. A sus 47 años, este residente de la Gran Bretaña vuelve a tener un pene de más de 15 centímetros en el pubis e incluso puede mantener relaciones sexuales.