Este lunes se cumple una semana desde que diera comienzo el paro indefinido de transportistas convocado por la Plataforma para la Defensa del Sector del Transporte de Mercancías por Carretera Nacional e Internacional. Una medida, que ya causa problemas de desabastecimiento en las grandes superficies alimentarias de casi todo el país, y con la que se pretende presionar al Ejecutivo de Sánchez para mejorar la situación laboral de los trabajadores, así como para frenar el incremento del precio del carburante.
Fuentes del sector señalan que, además de por la propia huelga, la falta de subministro se ha visto agravada por la violencia de los piquetes informativos que obstaculizan el paso de los transportistas que han refutado secundar la huelga. Por todo ello, los hosteleros andaluces ya alertaron días atrás de los "problemas inminentes" que va a provocar para el sector la interrupción de la actividad a nivel nacional.
Los conductores tienen miedo de los piquetes
Francisco Aranda, presidente de UNO, la Organización Empresarial de Logística y Transporte, reconoce que cada vez son más los conductores que “tienen miedo a subirse al camión”, dada la inseguridad que provoca la presencia de estos grupos violentos en la carretera. En este sentido, se atreve a vaticinar que el número de transportistas dispuestos a ejercer su derecho a trabajar irá disminuyendo con el paso de los días, un hecho que puede derivar "en una rotura definitiva en la cadena de suministro”.
Asimismo, considera que las ayudas al sector deben de ser inmediatas y ve inviable el plazo fijado por el Gobierno --29 de marzo-- para reducir la factura de la luz, el gas y el combustible. “Las medidas tienen que ser inminentes. Las empresas se están desangrando", ha remarcado el transportista.
El sector alimentario, el más castigado
Por último, destaca también que aunque "todos los sectores" se están viendo seriamente afectados por el paro, son los que manejan alimentos perecederos los que sufren de mayor forma las consecuencias de la huelga. De hecho, se calcula que el sector alimentario ha perdido cerca de 600 millones en tan solo cuatro días.
En cuanto a la situación en los grandes mercados, en Mercamadrid, la reducción de la llegada de frutas y hortalizas se cifra en el 50% y se continúa sin poder reponer producto. Mejor es el escenario de Mercabarna, donde la llegada de verduras y pescado se mantiene en cerca del 80%.