Las comidas y las cenas de Navidad se antojan como un gran reto para muchas personas año tras año. Reuniones, celebraciones y eventos sociales que tienen como protagonista grandes platos a rebosar de comida en las mesas de cada casa. Cinco fechas clave que acaban convirtiéndose en un propósito para año nuevo: perder peso.
De hecho, según cuenta la nutricionista Tami Castellón a Crónica Directo, “la gente suele coger de media un kilo, mínimo” en estas festividades. Las consultas en los centros de nutrición aumentan “exponencialmente” una vez llega enero, al igual que pasa en los gimnasios. La gente se excede durante estos días de celebración y luego vienen los arrepentimientos.
El problema viene de antes
Sin embargo, el quid de la cuestión no radica tanto en lo que se ingiere en estas comidas, sino que viene de antes. “El problema es cuando desde noviembre e inicios de diciembre se empieza a introducir en casa el turrón, los polvorones… También las cenas de empresa o los amigos invisibles con los amigos”, apunta Castellón.
Sumando y sumando, al final la ingesta calórica es mayor durante todo el mes, no solamente en estos momentos señalados. Es por ello que los expertos recomiendan “hacer las comidas festivas de manera normal, pero que el resto de ingestas a lo largo del mes sean con su pauta habitual”. Al final, se trata de encontrar un equilibrio entre disfrutar de las festividades pero también mantener los hábitos saludables que se han adquirido durante el resto del año.
Prohibido repetir
A la hora de controlar los excesos en estas comidas, los expertos determinan que el factor clave está más en la cantidad que no en el tipo de alimentos: “En los días festivos, normalmente se ponen entrantes, primer plato, segundo plato y postre”. Ese primer aperitivo es lo que más se debe de controlar porque “vamos picoteando cosas que tienen mucho más carbohidratos”.
Además, es importante tener claro que, si se repiten platos, el riesgo de coger peso es aún mayor porque “ahí es cuando se está teniendo una sobreingesta”. Es por ello por lo que Castellón recomienda eliminar las salsas de los entrantes y rebajar la cantidad en los platos principales o hacerlos de origen animal. “Las opciones veganas se pueden subsistir en estos casos”, concluye.
El alcohol, el gran traicionero
Otras alternativas para no empacharse en estas festividades se centran en equilibrar el resto de ágapes: “Lo mejor es llegar a las comidas saciado, por eso es mejor desayunar abundante”. Sin embargo, si se trata de una cena, “la comida debería hacerse más ligera de lo habitual: intentar no pasarse en la comida, no hacer merienda y cenar con normalidad”. La hora de esta última ingesta también es importante: “Contra más temprano se haga la cena, mejor a la hora de hacer la digestión”.
Con respecto a la ingesta de alcohol, pasa lo mismo. Vino blanco, tinto, cava, champán para brindar, licores para acompañar el postre… Castellón advierte de que “la gente tiene la percepción de que, al ser líquido, no engorda tanto como los alimentos, cuando en realidad tiene más kilocalorías que los carbohidratos y las proteínas”. Esta sobreingesta de alcohol también acaba repercutiendo de forma dañina en nuestro metabolismo.
Tres consejos infalibles
Sin embargo, si ya sabemos que van a ser días de jolgorio y nos vamos a exceder en las comidas, los nutricionistas recomiendan “no olvidarse de la actividad física que se hace habitualmente, como ir al gimnasio o hacer deporte”. No porque sean fiestas se deben dejar de lado, sino todo lo contrario: “Si se tiene más tiempo libre, que se aproveche para dar un paseo con la familia o incluso ir a ver las luces de Navidad de la ciudad”.
Entonces, ¿cómo deberíamos hacer frente a estas festividades y no fallar en el intento? Tami Castellón lo resume con tres tips infalibles: “No pasarnos con las cantidades, controlar el consumo de alcohol y hacer actividad física”. Quizás con esto no consigamos bajar de peso durante las Navidades, pero al menos se podrá mantener la línea mientras se disfruta de estas comidas.