En pocos cuartos de baño hoy en día no habrá algún que otro bote de polvos de taco. Un polvo blanco a base de talco natural que durante décadas las familias han usado para el cuidado de la piel irritada tanto de grandes como de pequeños; sobre todo en el caso del bebé con los cambios de los pañales. Un remedio de belleza y cosmético creado en el año 1878 por el farmacéutico inglés Henry Roberts y que supo dar con la fórmula del éxito con un producto que ha destacado gracias a sus propiedades absorbentes y calmantes.
Este uso cosmético y para la higiene es el más conocido; pero hay mucho más allá del empleo de los famosos polvos de talco y no solo sirven para el cuidado corporal. Se trata de un producto muy versátil al que también se pueden dar estos usos un tanto curiosos y, en ocasiones, desconocidos, y que van más allá de servir para combatir el sudor presente sobre todo en las axilas o de calmar una zona donde instantes antes se ha sentido la picadura de un insecto.
Producto de belleza
Sin ir demasiado lejos de su uso más convencional, estos polvos de talco sirven, además, como recambio para los champús en formato seco. Y es que la propiedad de absorción que tiene el aceite de talco hace que pueda usarse en una situación "desesperada" para limpiar el cabello sin usar agua. Basta con echar un poco en la raíz (como se hace con este tipo de productos) y se eliminará la grasa de ese pelo.
También dentro del apartado de la belleza, estos polvos blancos pueden ayudar a tener unas pestañas de infarto. Un remedio que se puede conseguir aplicando un poco de este producto antes de dar un repaso con la máscara de pestañas convencional. Y ya para dar el toque final al maquillaje, igual muchos lo desconocían pero estas partículas tienen la particularidad de encargarse de fijar la barra de labios y hacer que dure mucho más tiempo como si estos estuviesen recién pintados.
Para el hogar
Pero, hay más vida para los polvos de talco. En este caso en sencillos trucos que se pueden aplicar en el hogar. Por ejemplo, si se tiene una prenda de cuero a la que se tenga especial cariño, con los polvos de talco y pasando un paño suave se consigue devolver el viejo esplendor a este material tan genuino. Un uso que incluso puede servir para aquellos que tengan problemas de olores en los zapatos; rociando en el interior del calzado con este producto de manera abundante y dejándolo reposar toda la noche se podrá decir adiós a ese aroma un tanto desagradable.
También para la casa, y si se habla de problemas con insectos o una plaga de hormigas, el talco puede ser la solución al actuar como un eficaz repelente cuando se echa por agujeros, grietas o en pequeñas rendijas entre las ventanas. Su acción es tal que las hormigas no se atreven a atravesar ese polvo por lo que esa vivienda estará a salvo de esos molestos huéspedes. Lo mismo sucede con los insectos que se ceban con algunas plantas. En este caso el consejo es añadir un poco por encima de las raíces para impedir que los bichos campen a sus anchas.
Otros usos eficaces
Por increíble que parezca, este artículo de higiene y cosmética tiene una larga de lista de usos de lo más diversos. Así pues, añadiendo un poco de polvos en el interior de unos guantes o un gorro de piscina de látex se puede acabar con las molestias a la hora de ponérselos; especialmente si antes se ha sudado bastante. De la misma manera, si uno quiere dormir cómodamente en las noches más calurosas del verano nada como estrenar sábanas frescas cada día. ¿Cómo? Espolvoreando estas partículas diminutas entre la ropa de cama para sentir esa sensación relajante.
Por último, cuando en una prenda de ropa haya una mancha de aceite, entre las más difíciles de quitar, un buen truco para eliminar esa grasa es echar mano de esta solución impoluta. En este caso se aplica una capa generosa sobre esa mancha y se deja actuar 10 minutos. Pasado ese tiempo, se coge un cepillo para frotar sobre esa zona y eliminar poco a poco esa suciedad. El paso final es lavar esa prenda de ropa en la lavadora.