Se llama exfoliación a la acción que permite renovar, por medio del empleo de los cosméticos adecuados, la capa más externa de la piel. Un ritual de belleza que conviene hacer cada semana (o un par de veces por semana según el tipo de dermis y las necesidades cutáneas de cada persona) para eliminar las células muertas y dejar paso a otras nuevas.
La exfoliación no solo es habitual para la belleza facial o corporal, sino que también resulta de lo más beneficiosa en el caso de los pies. Una parte del cuerpo que soporta todo el peso del cuerpo, además la piel de esta zona se suele agrietar y secar con facilidad si no se cuida como es debido. Y para ello, la solución es dedicarse unos minutos y cubrirlos con unos calcetines especiales para exfoliarlos y dejarlos como nuevos.
Pies suaves sin salir de casa
Para lucir unos pies suaves, perfectos e hidratados (también en los meses más fríos en los que están tapados) nada como echar mano de ese producto cosmético que no tiene más secretos a la hora de utilizarlo y que devolverá a esta parte del cuerpo su belleza natural.
Un producto que es muy cómodo de usar y que suele estar formado por dos capas de calcetines o fundas de plástico impregnados con sustancias naturales: una de ellas con ingredientes exfoliantes además de glicerina o lavanda, y una segunda para potenciar la hidratación con aloe vera o aceite de almendras. Así es como se consiguen los resultados más deseados: acabar con asperezas, reparar grietas de esa epidermis, aportar agua e hidratación a los pies y dándoles toda la suavidad del mundo.
¿Cómo exfoliar los pies?
Pero antes de nada, estos son los pasos para llevar a cabo esta rutina de exfoliación en los pies. Lo primero y como es lógico, estos deben estar perfectamente limpios y secos para que esos productos naturales penetren en la piel y cumplan con su cometido cosmético. Tras este paso se coloca en cada pie el primer calcetín exfoliante y se asegura que quede bien pegado a la dermis para que se impregne bien de todos estos nutrientes. Ahora llega el momento de relajarse y de dejar que el producto actúe según indiquen las instrucciones (entre una hora y 90 minutos).
Los últimos pasos son aplicar la segunda capa hidratante (tras un primer lavado de pies con agua tibia) y dejarla también el tiempo que sea necesario. Finalmente, estas extremidades vuelven a pasar por la ducha y se secan con cuidado, sobre todo entre los dedos para que no quede humedad alguna. El efecto de este tipo de calcetines exfoliantes no es algo inmediato, sino que al cabo de unos días o de una semana se observará como esas células muertas se van desprendiendo poco a poco y las durezas se van eliminando.
Los grandes olvidados
Mascarilla y acondicionador para el cabello, crema hidratante para el rostro, body milk para dejar el cuerpo perfumado y sedoso. Estos son solo algunos de los rituales que cada día se hacen nada más levantarse para cuidar la piel o el pelo y tener un aspecto perfecto. Sin embargo, en esa rutina hedonista en ocasiones los pies son los grandes olvidados y deberían tener su parcela de atención y cuidados.
Así, otros consejos para que la piel de esta parte del cuerpo esté sana es de vez en cuando fijarse en su aspecto y usar la piedra pómez con los pies húmedos, aplicarse hidratante siempre que se salga de la ducha, usar protección solar en los meses de verano (importante para que no se quemen ya que es una zona muy expuesta), no estar descalzo en algunos lugares públicos como gimnasios para evitar los hongos y acudir al podólogo cada cierto tiempo ya sea por un tema de revisión como por solucionar algún tipo de problema en los pies.
Y también las uñas
De nada sirve tener los pies más perfectos del mundo si las uñas dejan mucho que desear, y no solo desde un punto de vista estético. Por eso, para que el cuidado sea completo es clave que las uñas estén siempre limpias, sin rastro de humedad y bien cortadas. Esto último es primordial para evitar futuras infeccionesy para ello se debe utilizar un corta uñas en lugar de unas tijeras, darles una forma cuadrada para que se queden picos y no dejarlas demasiado cortas para evitar que se encarnen.
Lo último es aplicar una crema hidratante y protectora para que ganen en salud y no estén débiles y quebradiza. Y, cuando sea necesario, optar por un tratamiento fortalecedor específico para que mantengan su estado óptimo y natural.