Sacar al perro a pasear es algo más que bajarle a la calle atado con su correa para que haga sus necesidades. A la hora de dar un paseo con la mascota o animal de compañía en ocasiones se cometen, sin intención alguna, una serie de errores que redundan en que ese agradable momento no sea así para ninguna de las partes; ni para el dueño ni para el perro.
Malos hábitos que sobre todo guardan relación a cómo se lleva el perro atado que hacen que, en la mayoría de los casos, tenga que ser el dueño el que tire de la correa o al revés (el perro de su amo). Es decir, no tiene que ser el can el que guíe a su dueño en ese paseo. Para evitarlo, nada como poner en práctica estos sencillos consejos y trucos aptos para todas las razas de perros.
¿Y si no quiere bajar?
Es raro que un perro no quiera bajar a la calle o al parque a hacer sus necesidades, ejercitarse o estar en contacto con otros animales de su misma especie. Pero, como puede darse el caso, lo mejor ante este tipo de situaciones con mascotas más miedosas es intentar tranquilizarlas antes de salir por la puerta de casa. En este caso, una buena idea es ponerle un rato antes de ir a la calle el collar para que se vaya familiarizando y así no estén nerviosas en el momento de subir al ascensor o de bajar por las escaleras.
Una vez en el portal y si el perro se resiste o entra en pánico es importante tranquilizarle, hablarle sosegadamente, acariciarle y nada de gritarle, de obligarle a recorrer más metros o de tirar de la correa para que siga al dueño. También es bueno, sobre todo si ese miedo es hacia otras personas o coches (por ejemplo) llevarles si es posible por zonas tranquilas como el exterior de las ciudades o un parque cercano al domicilio.
Durante el paseo
Un perro es curioso y no es raro que se pare cada pocos metros para olisquear todo lo que encuentra a su paso durante esa salida fuera de casa para ir descubriendo el mundo (sobre todo si se trata de un cachorro). En este caso, hay que dejarle espacio y que vaya conociendo todo lo que está a su alrededor.
Eso sí, hasta cierto punto ya que si no hace otra cosa y apenas avanza, al final lo que hará el dueño para seguir su camino será tirar de la correa para hacerle caminar. Si esto ocurre lo mejor es dirigirle hacia una explanada o un espacio verde amplio donde se le pueda desabrochar la cadena y que el perro pueda campar a sus anchas por todo este recinto para que huela todo sin prisa alguna. Y es que además de percibir información del exterior con esto se consigue también que este animal de compañía se relaje si es muy inquieto o nervioso.
Problemas con la correa
Otro error es tirar de la correa cuando, por el otro lado, el perro también está haciendo fuerza y tirando. No se logra nada; al contrario el único efecto que se consigue es que la mascota se ponga más nerviosa y en los casos más graves hasta pueda tener algunos problemas de salud derivados de la presión que pueda hacer en la garganta esa correa que está estirada.
¿Qué hacer para evitarlo? Algo tan sencillo, pero tan complicado a la vez, de enseñarle poco a poco con un unas sesiones de adiestramiento cómo debe caminar al lado de su dueño. Sin embargo, si esto no surte efecto y sobre todo cuando se trata de un animal bastante grande lo más práctico es comprar un arnés anti tirones e intentar, en otra ocasión, modificar los hábitos de paseo del perro.
¿Cuánto dura la salida?
Tan equivocado es dar una vuelta demasiado breve como hacerlo demorándose excesivamente en el tiempo. No existe un tiempo ideal a la hora de hablar de los hábitos en esa salida a la calle ya que depende de cada tipo de perro y de sus necesidades. Eso sí, en un término medio no es adecuado hacer un recorrido demasiado corto (sobre todo si es un can joven que necesita mayor actividad para eliminar adrenalina antes de subir de nuevo a casa), ni tampoco estar mucho rato si se trata de un perro ya mayor o que no aguantará tanto tiempo andando; sobre todo si hace calor.
Como normal general lo bueno es dedicar unos 20 o 30 minutos a pasear al perro; algo que deberá repetirse tres veces al día (mañana, primera hora de la tarde y cuando anochezca). Con el tiempo se verá si es suficiente para esa mascota o si se deben incrementar algo más esos minutos de disfrute al aire libre.