Seguramente nadie se pare a pensar de dónde procede la sal que ahora mismo está añadiendo para sazonar una receta. En algunos casos, este ingrediente imprescindible de la cocina se produce y se recoge en algunos de los rincones y espacios más impresionantes de España. Es el caso de las salinas que hay repartidas por toda la geografía nacional y donde uno puede conocer de primera mano cómo llega esa sal a su mesa.
Un proceso que, en la mayoría de las ocasiones, se sigue haciendo de manera totalmente artesanal, como se hacía hace siglos. Lo que se puede ver en estos rincones naturales son como espacios abiertos donde se vierte la salmuera o agua salada de la que sale este mineral por la evaporación solar, hasta que se forman como una especie de pequeños cristales que más tarde darán lugar al conocido condimento.
Curiosidades de la sal
Un proceso de elaboración que puede que resulte interesante a muchos, así como algunas de las curiosidades que rodean a este mundo salino. Un mineral que desde la antigüedad ha sido muy importante sobre todo en el caso de las rutas comerciales. Por ejemplo, ya en China en el siglo XVII a.C. está documentado su uso. Tanto fue su protagonismo que durante siglos incluso se usó como moneda de cambio; en español la palabra salario viene del latín salarium, que a su vez procede de sal.
Ya en un aspecto más culinario, lo cierto es que la sal debe ser consumida con moderación (no más de una cucharadita al día) ya que, de lo contrario, es muy probable que desemboque en hipertensión, uno de los factores de riesgo detrás de una enfermedad cardiovascular. Sin embargo, si uno tiene en cuenta esta premisa, estará aportando a su cuerpo propiedades muy saludables: mantiene al organismo bien hidratado, regula los fluidos del mismo y ayuda al correcto funcionamiento del sistema nervioso.