Comienza ahora un viaje para conocer parte de la historia de España a través de una de sus señas de identidad, el vino. Un recorrido para aventurarse entre las bodegas con más solera y tradición del país. Templos donde se hacía y se hace alguno de los mejores caldos de la tierra y que sabiamente vieron en las viñas el futuro de uno de los emblemas de la gastronomía patria.
Y es que España tiene mucho que decir en el nacimiento de la viticultura ya que es uno de los países referentes a nivel mundial tanto en producción como en consumo de vino. Un paladar exigente, el de los españoles, cultivado a base de distintas uvas que han permanecido silenciosas en bodegas que tiene, algunas de ellas, varios siglos de historia tras de sí.
El vino en España
Para hablar del origen de esta bebida en España hay que remontarse hasta el año 3.000 a. C (no son tan antiguas las bodegas que hoy se conocerán) que es cuando se datan las primeras plantaciones gracias a la llegada de los fenicios. Sin embargo, habría que esperar hasta el 1.100 a. C aproximadamente para adivinar el origen de los primeros cultivos localizados en lo que hoy es Cádiz. Fue ya con los romanos cuando el vino que se producía en la península comenzó su importante expansión por todo el imperio.
Pero el despegue definitivo vino en los siglos XIV y XV sobre todo con el Descubrimiento de América ya que en estos terrenos que se iban descubriendo al otro lado del océano se fueron plantando réplicas de las mismas viñas que había en España. Siglos después, la revolución industrial también ayudó a traer la modernización e innovación a un sector que cada vez cogía más fuerza, también más allá de las fronteras nacionales, hasta lo que es el vino hoy para el país.