El puerto de Barcelona ha recibido al yate más grande del mundo. Así lo acreditan las 1.500 toneladas que pesa el Dilbar, propiedad del magnate ruso Alisher Usmánov.
No es la primera vez que el barco, valorado en 545 millones de euros, aparece en la marina barcelonesa, donde ha sido un habitual. Pese a todo, su presencia ha impactado a los ciudadanos.
Rivales
Con sus 156 metros de eslora el Dilbar, que recibe el nombre de la madre de su dueño, es el cuarto yate más largo del mundo. El Dubai (162 m.), de Mohammed bin Rashid Al Maktoum, gobernante del Emirato de Dubai y los 170 metros de eslora del Eclipse de Roman Abramóvich, accionista mayoritario del Chelsea, lo superan. Pero el que se lleva la palma en este ranking es el príncipe Al Walid bin Talal, el hombre más rico de Arabia Saudí, y su Azzam, de 180 metros.
Pero la nave de Usmánov, tampoco está mal. Sus 3.800 metros cuadrados de superficie cuenta con la mayor piscina que cualquier otra nave de estas características, con 180 metros cúbicos. Asimismo, en su ancho y largo también hay lugar para dos helipuertos.
Capacidad y dinero
Sus dimensiones y características permiten alojar hasta a 40 personas que son atendidas por el doble, 80, de personal de tripulación. Sí, hay una media de dos tripulantes por pasajeros, otras cifras que asombran
El dueño de esta lujosa embarcación, botada en Bremen la primavera de 2015, es ni más ni menos que el tercer hombre más rico de Rusia y el número de 73 de la lista Forbes. Y es que además del principal accionista de uno de los equipos más importantes de la Premiere League, el Arsenal, su fortuna se calcula que ronda los 17.000 millones de euros.