Bajo el mar de la Costa Brava se esconde un secreto, las Islas Medas. Un rincón mágico si a uno le gusta eso de meterse en las profundidades para hacer buceo o submarinismo. Una práctica que no solo es deportiva o de recreo, sino que, además, permite descubrir toda la riqueza marina que hay si uno mete la cabeza debajo del agua.
Este enclave, que nada tiene que envidiar a un paraíso de la otra punta del mundo, pertenece al término municipal de la localidad de Torroella de Montgrí --más concretamente a solo una milla de la playa de L’Estartit-- y está formada por siete islotes. Espacios de tierra que sobresalen del mar y que conforman las Islas Medas. Son el Tascó Gros, la Meda Gran, el Medallot, el Cavall Bernat, el Tascó Petit, la Meda Petita y les Ferrenelles.
Un fondo marino protegido
Desde el año 1983, estas islas son consideradas una reserva marina protegida y desde hace algo más de una década cuentan con la categoría de Parque Nacional Protegido. Un espacio natural único y con un valor ecológico inimaginable que se extiende por algo más de una veintena de hectáreas terrestres y cerca de 500 marinas. Un conglomerado de rocas y agua que forma parte del Parc Natural del Montgrí les Illes Medes i el Baix Ter.
Una magia y una belleza que sobre todo están sumergidas en el Mediterráneo. Es ahí abajo donde destacan tesoros en forma de algas, praderas de posidonia, corales, así como multitud de especies de peces, cangrejos o estrellas de mar como protagonistas de su fauna submarina. Pero, si uno habla de tesoros no puede olvidarse de algunos restos de naves hundidas en la zona y que convierten a las Islas Medas en un rincón de lo más misterioso.
Lugar de leyenda
En la actualidad, la visita a este espacio no contempla ninguna construcción donde habite el hombre. Solo hay levantado un edificio y este es el faro de las Islas Medas que se encuentra en el islote de nombre Meda Gran. Eso es ahora, ya que antiguamente este era un terreno que parecía sacado de un cuento de leyenda.
Estas islas estuvieron habitadas hasta más o menos la mitad del siglo XX. Lo que más divertirá a los niños que se acerquen a conocer este paraje natural es saber que hace muchos años fue el escondite secreto de los piratas. Más tarde, las Islas Medas servirían como atalaya para labores de vigilancia por parte de ejércitos.
Recorrer las Islas Medas
Como se ha mencionado antes, para descubrir a fondo este conjunto de islas de alto valor natural uno puede optar por una opción algo más valiente e iniciarse en el arte del buceo o el submarinismo o bien, recorrer la zona en una excursión a bordo de un pequeño barco. Eso sí, en el caso de elegir la práctica deportiva esta debe hacerse de manera regulada y como parte de una expedición con embarcación propia o bien participando en un grupo de alguno de los establecimientos y centros que ofrecen estas actividades programadas.
Sea cual sea la forma elegida para conocer las Islas Medas, el visitante --o submarinista-- descubrirá una diversidad de lo más rica en este rincón de la Costa Brava. Así, además de la flora acuática antes mencionada, en tierra firme la vegetación predominante son las hierbas nitrófilas, la malva arbórea y las maquias litorales de acebuchal. Y aparte de las especies animales que uno puede descubrir buceando, este es un paraíso para los amantes de la ornitología. Un lugar único para observar aves como la gaviota patiamarilla, la garceta común o el cormorán moñudo.
En las profundidades
Rutas turísticas que se pueden hacer sobre el agua o bien, a varios metros de profundidad. Por ejemplo, uno de los recorridos preferidos por los buzos experimentados es el que lleva hasta la Cova del Dofí en el islote de la Meda Petita. Una excavación submarina en plena roca que cuenta con varias entradas y salidas y que sobre todo sorprende por los contraluces que se observan en ella.
También para los más avezados, la Pedra de Déu es otra de las opciones para conocer a fondo las Islas Medas. Se trata de una pared toda repleta de gorgonias y que puede llegar a los 45 metros de profundidad. Eso sí, para dar los primeros pasos con una máscara de buceo, la Cova de la Vaca es otro recorrido que se puede hacer para, de paso, contemplar el coral rojo en toda su explosión.