La nueva realidad que trajo el coronavirus hace ya más de un año ha provocado la generalización de una forma de trabajo que hasta el momento, en España, era minoritaria. Se trata ni más ni menos que del teletrabajo. Esta forma de desempeñar la actividad laboral dificulta el control por parte de los jefes, y es por esta razón que muchas empresas se han unido a los detectives privados para “cazar” a los que se escaquean.
De la misma forma, los profesionales afirman que también hay casos de empleados que se inventan que han estado en contacto estrecho con un caso de coronavirus, todo con el objetivo de conseguir una baja de diez días, los fijados para cumplir la cuarentena.
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En los últimos tiempos los profesionales del gremio de detectives privados han notado un aumento en las peticiones de servicios relacionados con el nuevo formato laboral. Algunos de los descubrimientos que han hecho son de empleados que durante su jornada dejan el ordenador en marcha, y de mientras, van a comprar o a trabajar su cuerpo en el gimnasio. También los hay que tienen otro empleo o atienden negocios de su vida privada.
Las actividades de los detectives se tienen que desarrollar en base al estricto cumplimiento de ley y del respeto a la intimidad del investigado. De esta forma, prácticas como pinchar el teléfono o meterse en casa o en los dispositivos electrónicos de una persona, se reservan a las fuerzas del orden. La forma que tienen estos profesionales de demostrar lo que han visto es por medio de fotos y de vídeos: es su carta de garantías.