La doctora Paula Galván Blasco (31 años), licenciada en Medicina por la Universidad Rovira i Virgili, finalizó la especialidad MIR en Alergología en 2018 en el Hospital Vall d'Hebron. Actualmente ejerce como profesional en el mismo centro hospitalario y está a un paso de terminar su tesis doctoral sobre los biomarcadores en anafilaxia. Además, la doctora Galván es miembro del equipo de formación de los sanitarios encargados de administrar la vacuna contra el SARS-CoV-2.
--Pregunta: ¿Cómo diferenciar una alergia del Covid-19?
--Respuesta: Distinguir resfriado y alergias a veces es complicado; quizás tiene menos de complejidad si hablamos de síntomas del Covid-19. Los síntomas típicos de rinitis alérgica implican picor, estornudos en salva, rinorrea acuosa, congestión nasal y afectación ocular. Raramente una alergia afectará predominantemente a tu garganta, aunque puede ser la causante de una faringitis leve en caso de que se haya producido una rinoconjuntivitis aguda intensa. La alergia nunca comportará fiebre, mucosidad amarillenta o verdosa densa ni malestar general y mucho menos una pérdida total del olfato; mientras que el coronavirus puede presentarse en forma de malestar, dolor muscular, fiebre, cefalea y alteración de gusto y olfato.
--¿Qué reacciones puede causar la vacuna?
--Las reacciones adversas vacunales son muy frecuentes, pero las reacciones alérgicas vacunales no. La mayoría de las veces las reacciones vacunales suelen presentarse en forma de inflamación local. Es decir, rojez y calor en la zona de aplicación. Luego existen las reacciones sistémicas, que son frecuentes en todas las vacunas debido a la activación del sistema inmune (significa que funciona y producimos defensas), y que pueden incluir fiebre, dolor muscular, malestar o cefalea. Este tipo de síntomas no son reacciones alérgicas.
--¿Y qué son?
--Una activación del sistema inmune, principal función de la vacunación
¿Se tienen datos sobre la afectación que ha causado la vacuna del Covid-19 en los pacientes de nuestro país?
--Las vacunas del SARS-CoV son de mRNA y producen la proteína de la spike en cantidad alta. En los ensayos clínicos se ha visto que puede provocar algunas reacciones adversas que no son graves y se limitan a las primeras 24 o 48 horas. En los últimos días ha salido un estudio de farmacovigilancia de la Agencia Española del Medicamento de cómo ha ido hasta ahora la tasa de reacciones adversas de la vacuna de Pfizer, que es la que hemos puesto hasta ahora. De 50.000 vacunados se han reportado 340 reacciones adversas. La mayoría de ellas fueron reacciones locales, algunas de ellas fueron sistémicas y se presentaron en forma de fiebre y mialgias en los primeros dos días. Solo se han notificado cuatro reacciones compatibles con anafilaxia y se trataron con adrenalina sin presentar mayor complicación.
--¿Y en comparación con la de la gripe?
--La tasa de vacunados no es comparable y la vacunación tampoco. Hasta ahora solo hemos estado vacunando contra el SARS-CoV-2 al profesional sanitario y, para empezar, buena parte de ellos han pasado la infección, lo que significa que tienen una activación del sistema inmune más alta. También estamos más expuestos tanto a medicamentos como a virus y además estamos sugestionados para reconocer más los síntomas. Para poder compararla con otras vacunas hay que vacunar a la población general.
--¿Es segura? ¿Qué propiedades se ha comprobado que tiene la vacuna?
--Es segura. Si los primeros vacunados somos el personal sanitario es que la vacuna es segura. Todo medicamento aprobado para su uso por la EMA (Agencia Europea del Medicamento, por sus siglas en inglés) y la AEMPS (Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios) ha pasado unos controles de seguridad estrictos con ese fin. En concreto, la vacuna mRNA de Pfizer y Moderna está diseñada para ser captada por células presentadoras de antígenos y producir en el citoplasma parte de las proteínas específicas de SARS-CoV-2, de manera que estimula su reconocimiento tanto por la inmunidad celular (linfocitos T) como la humoral (linfocitos B y anticuerpos). De esta forma, cuando entremos en contacto con el virus del SARS-CoV-2, tendremos defensas para evitar su infección y/o disminuir la intensidad de síntomas y su duración.
--¿Cuál ha sido la afectación que está causando la pandemia en el personal sanitario?
--Nos hemos encontrado con una situación inimaginable y para la que no estábamos específicamente preparados, como le ha pasado al resto de la sociedad. En nuestro caso nos hemos visto obligados a adaptar nuestro trabajo a unas condiciones en las que nos hemos sentido en diferentes situaciones inseguros y con una tasa de responsabilidad muy alta para las competencias con las que nos sentimos cómodos trabajando. Yo, entre otros sanitarios, enfermé de Covid-19 a finales de la primera ola y mi vivencia fue mala no solo por los síntomas o la preocupación de acabar ingresada, sino porque me sentía culpable por caer enferma y no estar ayudando en la lucha frente al virus en mi lugar de trabajo. Hablo a nivel personal, pero sé que muchos compañeros sanitarios comparten mi opinión, que la intensidad de carga laboral y sobre todo carga emotiva hacia los enfermos y familiares durante la primera ola nos ha dejado exhaustos en muchos sentidos. Al sector sanitario especialmente, como también pasará con otros sectores, nos va costar mucho tiempo y trabajo psicológico cicatrizar esta “herida” emocional y física.
--¿Cómo se supera?
--No me avergüenza confesar en voz alta que he buscado ayuda psicológica para reponerme de lo vivido entonces y para mejorar mi salud psíquica en la carrera de fondo que aún estamos corriendo en contra de este virus. A todos nos apena mucho ver que las cifras de contagio empeoren y aumenten los ingresos, pero para los sanitarios creo que es doblemente hiriente porque vemos en ello materializarse de nuevo los miedos de todo lo que hemos vivido con anterioridad y se suma al agotamiento que vamos arrastrando desde hace casi un año. Está claro que hay cosas que no podemos controlar, y lo más importante es saber que uno mismo y su entorno actúa correctamente. Ahora especialmente es cuando debemos invertir en salud mental de forma individual y como colectivos. En mi opinión, la gestión emocional es muy importante en situaciones como esta. Aceptar las emociones negativas que pueden ir surgiendo como algo natural dadas las circunstancias que estamos viviendo, darles su momento de presencia y experimentarlas para hacer catarsis, pero de forma limitada o momentáneamente para que no se transformen en un estado. Por ejemplo, la tristeza, la frustración, la rabia, la impotencia, la soledad. No debemos dejar que nos dominen en estos tiempos y para evitarlo hay que darles salida y posteriormente tomar acciones que conviertan esa emoción negativa en una propuesta de mejora personal. Esto requiere trabajo de introspección y dedicarse tiempo a uno mismo, pero merece mucho la pena porque son estrategias de inteligencia emocional que nos van a servir para toda la vida.