Si la reducción del consumo de carne es un debate que se ha abierto en los últimos años, los primeros que se han situado en el punto de mira son los embutidos y carnes procesadas. Ya la OMS llamó a eliminarlos de la dieta al considerarlos carcinógenos, con especial relación con el cáncer de estómago. Tanto es así que varios estudios, incluido uno de la Universidad de Harvard, han recomendado su sustitución por otros productos más saludables.
Ahora bien, a la hora de consumirlos se debe tener en cuenta que hay unos embutidos que son más perjudiciales que otros. Esto viene determinado por sus ingredientes, pero también por los aditivos y las grasas que contienen. Aquí algunos de los que presentan más afectación:
Salchichas
Que estemos familiarizados con ellas y sean parte de la dieta cotidiana no significa que sean sanas. Las famosos salchichas de frankfurt, muy populares entre los niños, contienen hasta un 35% de grasas así como gran cantidad de aditivos y nitritos que pueden llegar a ser perjudiciales.
Fiambre
Ya sea de pollo o de pavo, hay que tratar de que el producto tenga un alto porcentaje de carne, cosa poco frecuente entre la mayoría de marcas. Además, estos alimentos contienen gran cantidad de sales y aditivos que pueden suponer hasta la mitad del producto.
Salchichón
Altamente calórico y con gran cantidad de grasas saturadas, se le atribuye relación con el cáncer de colon. Este problema se agrava por la gran cantidad de sal, que supera la cantidad diaria recomendada.
Chorizo
Presenta unas características similares a las del salchichón: gran cantidad de sal y abundante grasa. En torno al 40% son grasas y hasta el 12% son saturadas.
Sobrasada
La sobrasada puede estar compuesta hasta en un 70% por grasas, de las que el 24% son saturadas, se trata de una cantidad muy por encima de la del resto de carnes y embutidos. Así las cosas, su consumo debe ser puntual y sin abusar. Además, no conviene creer que por su elaboración casera sea un producto sano.
Mortadela
Al igual que con el fiambre, la mayoría de marcas presentan apenas un 50% de carne en la composición del producto, mientras que el resto son aditivos y hasta un 10% grasas saturadas.