El cambio climático es una realidad que está trayendo consigo numerosas consecuencias medioambientales y no pocos desastres naturales. Con el paulatino aumento de las temperaturas se está teorizando mucho acerca de lo que deparará el futuro y una de las preguntas que se hacen los investigadores es qué sucederá con las playas.
El incremento de la temperatura media del planeta puede provocar un aumento del nivel del mar, así como el incremento de fenómenos climatológicos tales como los huracanes y las tormentas tropicales. Todo ello supone un peligro para supervivencia de las playas en numerosos lugares del mundo y algunos especialistas ya auguran que si las emisiones de carbono continúan con el ritmo actual, casi la mitad de las que están formadas por arena desaparecerán.
132.000 kilómetros de costa
Esta predicción apareció en la revista Nature Climate Change el pasado mes de marzo y llegó a conclusiones nada halagüeñas para los ecosistemas de playa que hay en el planeta. Basándose en imágenes recogidas durante las últimas tres décadas, en la erosión que crean las propias olas y en las acciones humanas en el entorno, consideraron que buena parte de las playas de arena irán desapareciendo a lo largo del siglo XXI. De hecho, contabilizan la erosión hasta en 100 metros, lo que aumenta las probabilidades de que se pierdan.
Eso sí, esta situación no llegará repentinamente, sino que se irá produciendo (y observando) en las próximas décadas. No en vano, de acuerdo con los cálculos de algunos científicos del Centro Común de Investigación de la Comisión Europea, en 2030 ya habrán sido 36.097 los kilómetros destruidos de playas, mientras que en 2050 más del 25% del terreno de playa que hay en la Tierra habrá desaparecido.
Voces discordantes
Sin embargo, otro grupo de investigadores ha reaccionado recientemente a lo expuesto unos meses atrás con ciertas discrepancias. Después de haber analizado los datos recogidos, consideran que es prácticamente imposible hacer predicciones a tan largo plazo.
Es más, apuntan que resulta muy probable que numerosas playas se muevan hacia la tierra a medida que el nivel del mar vaya aumentando. Es decir, su teoría es que esas playas comerán espacio a otro tipo de terrenos, con lo que no se perderían tantos kilómetros como la investigación de marzo auguraba.
Playas abocadas a desaparecer
No obstante, no todas las playas cuentan con espacio para internarse en el terreno. Aquellas que se encuentren delimitadas por acantilados de material duro o por estructuras construidas por el ser humano (como edificios o malecones), se verán abocadas a una paulatina desaparición con el aumento del nivel del mal provocado por el calentamiento global.
Precisamente ese calentamiento no tiene visos de frenarse, ya que las acciones que se están planteando los países de todo el mundo están enfocadas únicamente en intentar que la temperatura media no ascienda tan rápido como viene haciendo y como prevén que lo haga en las próximas décadas.
Mayor erosión
Según uno de estos investigadores, Gerd Masselink, del Grupo de Investigación de Procesos Costeros de la Universidad de Plymouth, “el nivel del mar está subiendo actualmente y seguirá subiendo a un ritmo cada vez mayor durante muchos años. Esto dará lugar a una mayor erosión de las costas y es fundamental que preveamos la futura pérdida de tierras y la tengamos en cuenta en la gestión y planificación de las costas para evitar que se pongan en peligro más edificios e infraestructuras costeras”.
Respecto a las playas que se ven abocadas a la desaparición por estar franqueadas por estructuras realizadas por el ser humano, las soluciones que se plantean para evitar esa “futura pérdida” son llevar a cabo un reajuste dirigido de las construcciones o alimentar las playas artificialmente y de un modo natural.
El cambio climático y los desastres naturales
Uno de los mayores peligros a los que se enfrentan las playas para evitar su desaparición es la formación de huracanes (tifones, tsunamis…) que son capaces de arrasar todo a su paso. En este caso, aunque no se forman por el cambio climático directamente, sí que este tiene mucho que ver, puesto que aumentan las temperaturas.
Tal y como explican en Greenpeace, “las aguas oceánicas donde se forman los huracanes están sufriendo un incremento de temperatura, de manera que intensifican las tormentas, generando huracanes más virulentos”. Asimismo, tanto el aumento de las temperaturas como el deshielo de los cascos polares -causante de enfriar las aguas más cercanas- son un enemigo para el futuro de las playas.