Los encantos del nacimiento del río Llobregat
Las fuentes de este río es uno de los atractivos turísticos de la Sierra del Cadí y de Castellar de N'Hug
15 septiembre, 2020 10:51De todos es conocido que el río Llobregat es una de las principales vías fluviales de Cataluña, puesto que conecta la Sierra del Cadí con la costa mediterránea. Este atractivo comercial se une al turístico, toda vez que su nacimiento regala al visitante una bella estampa.
Este regalo natural es posible visitarlo cerca del pequeño municipio de Castellar de n'Hug, desde donde parte un camino que lleva hasta las Fuentes del Llobregat y que es muy recomendable recorrer.
Una excursión agradable
Quizás la sencillez de la ruta es uno de los puntos fuertes para que la visita al nacimiento de este río resulte recomendable para toda la familia. Es decir, los niños disfrutarán de un camino perfectamente delimitado y que aporta la seguridad que cualquier padre busca cuando piensa en un plan para compartir con los más pequeños de la casa.
De hecho, la ruta en sí solo llevará 20 minutos de paseo por caminos y recovecos en los que disfrutar de la naturaleza en todo su esplendor. A pesar de que solo tiene un kilómetro de recorrido (dos con la ida y la vuelta), en ese espacio perfectamente señalizado es posible ver todo tipo de cascadas y vegetación.
Época de lluvias
Como se puede imaginar, el mejor momento de visitar las Fuentes del Llobregat es en primavera, dado que suele ser época de lluvias y de deshielo, lo que provoca un mayor caudal en las cascadas que surgen de la roca y que provocan el nacimiento del río.
No obstante, la vegetación propia de la Sierra del Cadí y el frescor de la zona invitan a su visita también en época de calor. Es más, para los aficionados al senderismo, por la zona es posible recorrer numerosas rutas.
Cosa de brujas
Tanto si se acude con niños, como si no, es interesante conocer la leyenda que hay sobre el nacimiento del Llobregat, la cual transporta a un tiempo en el que se creía en brujas. La protagonista de la misma fue la que se convertiría en esposa de Hug de Mataplana, el noble señor de Castellar que se caracterizaba por su buen carácter y por tratar bien a la población.
Sin embargo, su cónyuge carecía de esas bondades y las suplía con altivez y despotismo. Un buen día, después de que ella se quedase embarazada, el noble murió en extrañas circunstancias. De hecho, no llegó a conocer a su hija, la cual, como castigo divino, nació excesivamente fea.
Las lágrimas de las pequeñas
Disgustada con su suerte, la bruja decidió que su hija debía ser la más bella de la región. Así que, ni corta ni perezosa, ordenó que todas las niñas que nacieran debían morir después de lanzarlas a una gruta de la que no era posible salir.
Cuando dejó de escuchar llantos, la bruja fue a la cueva y cayó, muriendo arrastrada por las aguas que habían surgido de las lágrimas de las niñas y que formaron el Llobregat. La leyenda cuenta además que los polvos rojizos que se forman en las rocas de la zona es la sangre de la malvada.
Castellar de n'Hug
Más allá de esta leyenda y de la visita al nacimiento del río -la cual suele ser muy turística, lo que implica que haya bastante gente-, el propio municipio de Castellar de n'Hug ofrece otros atractivos que el turista puede aprovechar para hacer su jornada en la zona aún más enriquecedora.
En primer lugar, cabe señalar que el pueblo, tanto en su estructura y arquitectura como en el lugar donde se emplaza, proporciona imágenes muy bellas para los amantes de la fotografía. Y es que bien merece un paseo por su entramado urbanístico.
Dos edificios representativos
Uno de los edificios más interesantes de Castellar de n'Hug es el Museo de la Antigua Fábrica de Cemento Asland. De arquitectura modernista, muestra a la perfección la importancia de esa industria en la comarca. Su construcción se inició en 1901 y el promotor del proyecto fue el primer conde de Güell. Una simple visita bastará para observar la magnificencia de la construcción y lo bien que se combina con el lugar donde se erige.
Por otro lado, la iglesia de Santa Maria de Castellar de n'Hug se construyó en el siglo X, aunque poco queda ya de su arquitectura románica primitiva. Aún así, una vez en el municipio, el visitante puede acceder a ella y observar cómo el arte ha ido dejando su huella en el edificio a lo largo de los siglos.