Las nuevas tecnologías han cambiado el mundo tal y como lo concebíamos. Desde el trabajo a la educación, pasando por la crianza de los pequeños. Cada vez son más los padres que luchan para evitar que sus hijos acaben enganchados a las pantallas.
La reclusión provocada por la pandemia del Covid-19 no ha ayudado mucho a solucionar esta inclinación de los niños por la televisión, las tablets, los ordenadores e incluso los móviles. Muchas veces se da un abuso a la exposición a las pantallas, en otros casos puede acabar en una adicción.
Conductas peligrosas
Manuel Armayones, profesor de los Estudios de Psicología y Ciencias de la Educación de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC) e investigador del eHealth Center, no tienen duda de que hay una sobreexposición.
El experto alerta de que una exposición abusiva a estas tecnologías puede generar un excesivo malestar, irritabilidad y aislamiento. Además, a largo plazo, la actividad sedentaria puede alterar las horas de sueño y provocar problemas de sobrepeso u obesidad. No es el único que opina así, varios estudios, publicados en revistas científicas como The Lancet, también sugieren que el uso excesivo de las pantallas en menores podría lastrar su desarrollo cognitivo.
Cuestión de horas
La mayoría de profesionales recomienda limitar la exposición y ser más permisivo a medida que los pequeños crecen. Así, se indica que hasta los tres años no se haga uso de las pantallas. Y a partir de esa edad, que no estén más de media hora frente a ellas. A los seis, ya pueden utilizarse una hora y entre los 13 y los 16 años, que ya sean dos horas.
Lo cierto es que pocas veces se consigue. Armayores en su libro El efecto smartphone: conectarse con sentido, ofrece cinco soluciones útiles para evitar que los pequeños abusen de las pantallas.